Narra Ryan.
Dos días, solo dos días han pasado desde que no la veo. Y parece como si hiciese siglos que no la he visto. Desde entonces estoy encerrado en mi casa, sin querer salir, sin ganas de nada. Me ha quitado las ganas de todo, excepto las ganas de verla.
Eso ha sonado demasiado cursi.
La cuestión es que pensé demasiadas cosas el día en el que la vi besando a Austin, estaba enfadado y tampoco podía pensar con claridad. Después de cuarenta y ocho horas aquí metido, he tenido tiempo para reflexionar un poco sobre el tema y solo he sacado una conclusión.
Que la necesito.
La echo muchísimo de menos, es como si todo mi cuerpo ya se hubiese acostumbrado a estar con ella y ahora, no puedo dejarla ir así sin más. Pero me siento demasiado dolido y después del golpe que se llevó mi orgullo, no creo que nadie pueda bajarlo de lo alto que está ahora.
- ¿Vas a seguir encerrado ahí mucho más tiempo? Estoy demasiado aburrido y tú ni te dignas a querer verme la cara. -Dice Tyler pegando en la puerta de mi habitación.
- No he estado encerrado todo el tiempo, cuando te ibas a dormir aprovechaba para bajar, coger comida y traérmela aquí por si se te ocurría quedarte en algún momento haciendo guardia en mi puerta. -Digo mientras cojo un paquete de patatas que había dejado al lado de la cama.
- Ya decía yo que faltaba comida... -Dice para él mismo aunque logro escucharlo y esbozo una sonrisa. -¡Vamos Ryan, ábreme!
- ¡Que no, que no quiero que me des la charla!
- ¡Ryan, que me abras!
- ¡No te pienso abrir!
- Eres idiota. -Dice Tyler cosa que hace que me acerque más a la puerta sigilosamente y pegue un golpe en ella haciendo que mi hermano se levante sobresaltado del suelo, donde segundos antes, se había sentado. -¿¡Eres tonto o qué te pasa, casi me da un paro cardíaco del susto!? -Dice gritándome y empiezo a reírme.
- Lo siento. -Digo con la voz entrecortada por la risa.
- Al menos te estás riendo, hacía tiempo que no te escuchaba reírte.
- Quiero que te vayas de mi puerta, eres como una lapa. -Digo.
- Es por el amor que siento por ti, necesito estar a tu lado para poder sobrevivir... -Dice y empieza a reírse.
Este chico está mal de la cabeza.
- Me voy, pero porque me ha entrado hambre y cuando mi cuerpo pide comida, yo se la doy. -Dice y escucho sus pasos a la vez que me separo de la puerta y vuelvo a mi cama.
Cojo un marco que tengo en le mesita de noche con una foto de Jess y mía.
A Jess nunca le gustó esta foto, pero a mí sí me gusta.
Salgo abrazándola por la espalda con mis brazos alrededor de su cuello mientras le estoy dando un beso en la mejilla. Ella sonríe en la foto pero también se ve que está sonrojada, es por eso que Jess odia esta foto. Ojalá viera lo guapa que está sonrojada.
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¡Piérdete! -EDITANDO
HumorJessica Scott es una chica que está acostumbrada a pasar el día sola y tranquila. La mayoría de las veces se siente mal porque nadie la toma en cuenta, pero todo cambia cuando dos chicos llegan a cambiar su vida, uno de ellos la va a seguir a todas...