Narra Ryan.
Por fin era sábado, aunque por suerte no era un sábado cualquiera. Seguro que uno cualquiera no era porque yo había madrugado, es decir, que yo madrugue es demasiado imposible si es sábado. Pero bueno, que me voy del tema. Me levanté de la cama y me vestí a pesar de que no saldría a ningún lado por ahora. Bajé las escaleras y allí estaba Tyler.
-Hermanito, que mayor te veo hoy, es como si aparentases dieciocho años.
-Creo que puedo decir lo mismo, ¿o no? -Contestó. Ambos nos reímos y me senté a su lado.
-Será la mejor fiesta del mundo... -Dije.
-Habrá muchas chicas...
-Estará Jess...
-Habrá tarta...
-Estará Jess...
-Desde que sales con Jess eres muy poco original, y eso seguro que te lo está contagiando ella.
-Jess es original.
-¿Ah sí?
-Bueno no, mi chica no es original pero tiene otras muchas buenas cualidades.
-Ryan.
-¿Qué?
-¡Tenemos dieciocho años! ¡Fiesta! -Dijo levantándose de la silla y empezando a bailar.
-¡Fiestón!
-Creo que me pillaré una cogorza.
-¿Qué te cuesta decir que te vas a emborrachar? La palabra cogorza siempre me ha sonado demasiado rara.
-Lo sé, por eso lo he dicho. -Dijo sonriendo. -¿Qué crees que nos ha comprado Jess?
-Yo le dije que no me comprase nada...
-Yo también se lo dije, pero sin embargo, seguro que nos ha comprado algo.
-Lo sé.
-Tiene que estar muy nerviosa, porque siempre me contaba que nunca acertaba con los regalos. Dice que nunca se le ha dado bien esas cosas, ¿ves? Es poco original.
-Me daría igual que me regalase una simple chapita con mi nombre. Yo solo quiero que ella esté hoy conmigo.
-Creo que me gustabas más cuando te tirabas a una cada día... -Dijo susurrando para que no lo escuchase, pero, lo escuché.
-¡Pensaba que te alegraría que asentase la cabeza!
-Y me alegra. Pero dices cada mariconada que me dejas muerto.
-Eso si que ha sonado muy marica.
-¿Y qué?
-A ver si vas a serlo tú.
-Acabamos de cumplir los dieciocho, no le puedo pegar porque ya si podrían arrestarme... -Dijo Tyler para sí mismo y yo me reí.
-Creo que va a ser un buen día en verdad.
-¿Vas a ir con esa ropa?
-No.
-¿No?
-Jess no me deja.
-Oh, Jess no te deja. -Dijo con una sonrisa burlona.
-Ella quiere que me ponga más arreglado.
-Normal, si es que siempre vas hecho un asco.
-Pues las chicas no piensan lo mismo.
-¿Y a ti que te importa lo que piensen las chicas?
-Sinceramente, nada. La única opinión que me importa es la de Jess, y si ella quiere que me arregle un poco más, pues me arreglaré y punto.
-Te dejas dominar por ella.
-Tyler, la sartén me está pidiendo a gritos que te arranque la cabeza con ella. ¿Qué crees que debo hacer? ¿Le hago caso o...
-¿Hablando con sartenes? Pues sí que te afectan estas cosas. -No paraba de burlarse de mi y me estaba poniendo enfermo.
-Cierra la boca, acabamos de empezar el día, no lo estropees que me había levantado de muy buen humor.
-Eso veo.
-Los dieciocho te han hecho peor persona.
-Y a ti menos tolerante. Esto va a estar bien. Para variar.
-Eres imbécil. -Dije saliendo por la puerta de la cocina.
-¡Pero me amas! -Dijo con voz chillona y no pude evitar reírme. Que mal le está sentando a Tyler cumplir años.
Iba con la intención de subir a mi habitación para terminar de envolver el regalo de Tyler cuando suena el timbre...
-¡Voy yo! -Dijimos Tyler y yo a la vez.
Salí corriendo al igual que él, y abrimos la puerta ''juntos''. Al abrir la puerta ya me apareció la sonrisa de idiota que me sale siempre que la veo. Ella me devolvió la sonrisa.
-¡Felicidades a los dos! -Dijo gritando y riéndose.
-Muchas gracias. -Tyler la abrazó y rodé los ojos por ser el segundo.
Me sonrió y se acercó a mi para abrazarme.
-Felicidades otra vez... -Me dijo riéndose al oído.
-Gracias. -Me separé lo justo como para darle un beso.
-¡Iros a una habitación! -Gritó Tyler.
-¡Vete tú a la mierda! -Jess se reía y notaba su cuerpo vibrando entre mis brazos y me reí también porque me hacía cosquillas. -Deja de reirte Jess.
-¿Por qué? -Seguía riéndose.
-Me haces cosquillas.
-Pues apártate.
-¡Prefiero morir asfixiado por la risa! -Dije riéndome y abrazándola más fuerte.
-Ya tienes dieciocho años... -Dijo susurrándome al oído.
-Lo sé.
-Que mayor eres...
-Deja de hablarme así.
-¿Así cómo?
-Susurrándome.
-¿Te molesta?
-No.
-¿Entonces?
-No quieres saberlo.
-Ahora tengo curiosidad. -Dijo mirándome.
-¡Se pone cachondo Jess! -Gritó Tyler desde la puerta de la cocina. Me quité el zapato y se lo lancé a la cabeza. ¡Qué buena puntería tengo! Me di la vuelta para mirar a Jess y estaba roja, roja... roja. Demasiado roja. Parecía que le iba a explotar la cabeza en cualquier momento.
-Anda ven aquí. -Dije abrazándola.
-Tenías razón.
-¿Sobre qué?
-No quería saberlo. -Dijo riéndose.
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¡Piérdete! -EDITANDO
HumorJessica Scott es una chica que está acostumbrada a pasar el día sola y tranquila. La mayoría de las veces se siente mal porque nadie la toma en cuenta, pero todo cambia cuando dos chicos llegan a cambiar su vida, uno de ellos la va a seguir a todas...