Capítulo Especial 4.

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Narra Jack.


Me remuevo incómodamente en la cama al notar la presencia de alguien más en mi habitación, abro los ojos lentamente y me incorporo para mirar a mi alrededor y ahí están, mis padres.


- ¿Ya es de día? -Pregunto pasándome una mano por los ojos con el intento de desperezarme.

- No, venimos a decirte algo. -Dice mamá sentándose a mi lado.

- Ah, ¿qué pasa? -Digo prestando atención a sus movimientos.

- Vas a irte a estudiar fuera. -Dice mi padre.

- ¿Fuera? ¿Dónde es fuera? -Pregunto confundido.

- A otro lugar... un poco lejos de aquí. -Dice mamá.

- ¿Por qué?

- Queremos lo mejor para ti, hijo.

- ¿Jess vendrá conmigo? -Mis padres se miran un segundo.

- No, ella no irá contigo, ni debe saber que vas a irte. Te irás así, sin más.

- ¿Qué? No quiero hacer eso, quiero despedirme de ella. ¿Cuánto tiempo estaré fuera?

- No debes despedirte de ella, haznos caso, por favor. -Dice mamá.

- Probablemente un par de años. -Contesta papá a mi pregunta.

- Pero vendré en vacaciones... ¿verdad? -Pregunto esperanzado. Vuelven a mirarse entre ellos.

- Claro. -Dice papá y por su tono no acabo de convencerme.

- Te dejamos que duermas, mañana tendrás que preparar tus cosas. -Dice mamá levantándose de la cama.

- ¿Mañana? ¿Tan pronto? -Ambos asienten con la cabeza. -Pero solo tengo catorce años, ¿dónde me quedaré?

- Pronto cumplirás los quince, además, estarás bien, dormirás allí, te darán de comer... todo estará estupendo.

- Bueno... -Digo desconfiado.

- Hasta mañana. -Dicen ambos y con un asentimiento de cabeza cierran la puerta de mi habitación.


Me vuelvo a tumbar pero ya no puedo dormir, mucho menos después de enterarme de que mañana me iré a algún lugar desconocido y encima no podré despedirme de Jess... mierda Jess, hoy habíamos peleado. Seguro que ahora mismo sigue muy enfadada conmigo, aunque bueno, realmente ahora mismo debe estar durmiendo como yo debería estar haciendo. Creo que pienso demasiadas tonterías.


Analicemos la situación, me voy a estudiar a un lugar lejos de aquí, un par de años, sin poder despedirme de mi hermana de once años que hoy mismo me había dicho que me odia.


¿Me voy a ir?


Por supuesto... que no.


Pero claro, decirle que no a mis padres es algo demasiado complicado y arriesgado, seguro que si les digo que no quiero ir a ese colegio, ellos mismos preparen mis maletas y me den algo con lo que dejarme dormido y cuando despierte esté en ese lugar.


Pienso demasiado. Aunque es una probabilidad muy probable.


Me levanto silenciosamente de la cama y cojo la maleta que hay guardada debajo de mi cama, empiezo a guardar ropa y algunas cosas imprescindibles.

¡Piérdete! -EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora