Cuando estas feliz por el reencuentro

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Violet

No sé si me quedo ahí parada como tonta un instante o algunos minutos, No puedo decir nada, aun creo que lo que estoy viendo es una alucinación.

— Violet, ¿tienes guantes?

— Si – respondo y finalmente me acerco

— Perfecto, ven, dame tu mano. – me pide

— Ok – digo mientras veo como Víctor toma mi mano y la mete en el pecho del muchacho sobre la camilla.

— ¿Lo sientes? – me pregunta Víctor mirándome

— Si – digo mientras detecto algo en el pecho de aquel joven – Es un enorme agujero en la aorta.

— Exacto, mantén tu mano ahí y evita que este chico se desangre antes de llegar a quirófano.

— A la orden.

— El quirófano está listo – dice de pronto una enfermera acercándose a nosotros.

— Vamos hacia allá. ¿Alguien podría avisarles a los cirujanos que su nuevo jefe va a operar?

— ¿Nuevo jefe? – pregunto sorprendida.

Antes de que pueda obtener respuesta una enfermera se acerca a Victor.

— ¿Necesita que alguien lo asista doctor?

— No, tengo a Violet, - dice mientras me mira – ¿tus manos siguen tan hábiles como recuerdo?

— Eso creo – respondo intentando no parecer nerviosa.

— Perfecto – dice él – entonces ya tengo quien me asista.

— Entendido – dice la enfermera mientras sale corriendo.

Los siguientes minutos que pasan, llegamos al quirófano, nos preparamos rápidamente y cuando todo está listo Victor me mira y dice.

— Recuerda, esto debe hacerse rápido y sin dudar ¿De acuerdo?

— Si

— Tal y como lo hemos hecho otras veces – me dice y sonríe justo antes de que una enfermera cubra su rostro con el cubrebocas.

— Lo sé – respondo mientras otra enfermera hace lo mismo conmigo.

— Voy a contar tres, retiras la mano y comenzaremos ¿Lista?

— Claro

Espero que comience a contar, Mantengo la vista en el paciente, pero cuando veo que él no habla, decido levantar la mirada, Víctor está mirándome fijamente, antes de que sea capaz de hablar él simplemente dice.

— ¿Violet?

— ¿Sí? – respondo al instante

— Es un gusto volver a verte – dice mientras me mira con alegría.

— Lo mismo digo - y sin poder evitarlo sonrío

— Perfecto, entonces... uno... dos... tres




Ha trascurrido la mitad de la cirugía, y afortunadamente todo parece ir bien, de pronto alguien entra empujando abruptamente la puerta. No es necesario que voltee para ver quien es, ella comienza a hablar en cuanto puede.

— Lamento la tardanza, Violet, puede retirarte yo continuare con esto.

Mientras dice esto, ella se acerca a una de las enfermeras y pide que la preparen para asistir a Víctor. Yo no digo nada, después de todo sé que este no es mi lugar. Doy un paso hacia atrás, pero entonces escucho la voz de Víctor.

— Quédate donde estas Violet, ¿Quién es usted doctora?

— Residente de último año, y ya que este paciente es de urgencias me corresponde estar aquí

— Claro, solo que usted no estaba cuando llegamos a urgencias, ¿Dónde estaba?

La residente mira a Víctor elevando una ceja.

— No tengo por que darle explicaciones no es mi jefe

— En eso se equivoca – dice mientras continúa suturando al paciente

— ¿Qué?

— Si hubiera estado donde le correspondía, sabría que soy el nuevo jefe de cirugía y el nuevo director de la junta médica, lo que me convierte en su jefe.

El rostro de la residente, pasa del rojo al pálido en un instante

— Lo siento, doctor yo no...

— Hablare con usted después, mientras tanto espero que conozca a todos los pacientes quirúrgicos de urgencias, en cuanto termine, que será dentro de poco, espero encontrarla en urgencias ¿Entendió?

— Claro

— Perfecto, entonces... puede retirarse

Yo no digo nada, pero es claro que estoy más que contenta con lo que acaba de pasar. Sin embargo, antes de que la residente salga me dice en voz baja.

— Esta me la vas a pagar.

La cirugía termina en pocos minutos, cuando salimos simplemente digo

— ¿Viste la cara que puso? dios fue genial

— Gracias – dice él mientras se retira el cubrebocas, esta sonriendo y no deja de mirarme

Yo no digo nada, solamente estoy ahí, no se que debo decir, no se que es lo mejor que puedo comentar, por suerte él habla antes que yo.

— Ahora que no tenemos un paciente en peligro ¿Qué tal un abrazo?

— Por mí, perfecto.

Victor extiende los brazos y yo me acerco sonriendo, es increíble como el recuerdo de estas sensaciones sigue intacto a pesar de los años que han trascurrido, ni siquiera soy consciente cuando mis pies dejan de tocar el suelo y estoy dando vueltas.

Cuando me suelta y coloco nuevamente los pies en el suelo, simplemente sonrió, estoy por decir algo cuando siento la mirada de alguien sobre mí, cuando me giro veo a Nathan mirándonos en silencio.

Las mil y un cosas que no te dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora