Cuando ya no tienes miedo de brillar.

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Violet 

Nuevamente el departamento de urgencias esta a rebosar, los paciente no dejan de llegar y yo ya estoy exhausta. En una pequeña pausa me dejo caer en una de las sillas que finalmente han sido desocupadas de la sala de espera, doy un largo suspiro y cierro un momento los ojos. De pronto los abro al sentir una sensación fría sobre mi mano, entonces me percato de que Víctor esta de pie frente a mi y la sensación fría es gracias a la gaseosa que él ha colocado sobre mi mano. 

— ¿Cansada?

— un poco - confieso mientras tomo la gaseosa - gracias 

— ¿urgencias siempre esta a punto de estallar?. 

— no, pero ya que tenemos un medico menos y dos suspendidos eso nos provoca ir mas lento. 

— descuida estoy por convencer a alguien para que venga a trabajar con nosotros, es alguien genial, un excelente profesional y esta buscando un cambio de aires. 

— genial, la ayuda siempre es buena. 

— ¿cuando termina tu turno? 

— mmmm - miro mi reloj - en 3 horas 

— ¿quieres ayudarme en una cirugía?

 — ya veo que esta gaseosa no era gratis 

— no, es un soborno, necesito ayuda. 

— claro, en cuanto termine mi turno estaré ahí. 


Seis horas después, finalmente estábamos saliendo del quirófano. 

— Creí que dijiste que era algo sencillo 

— los pacientes siempre guardan sorpresas

— pues este guardaba demasiadas, un poco mas y esa aorta se desgarra. 

— tienes buenos ojos e instintos lo descubriste justo a tiempo. 

De pronto veo que entra un grupo de enfermeras riendo y bromeando, sobre el disfraz que cada una escogió para el baile de la próxima semana.  

— ¿Así que era cierto eso del baile de disfraces?

— por supuesto, ¿No estas emocionada?

— Para ser sincera no, además no tengo tiempo ni se a donde ir para conseguir un buen disfraz  

— ese no es problema - dice de pronto la enfermera que venia detrás de nosotros — el nuevo jefe pensó en todo, contrato un servicio para que rente los disfraces y les pidió que vinieran hasta aquí para que el personal pueda medirse y elegir el disfraz sin tener que preocuparse por donde conseguirlo o cuanto costara. 

— ¿de verdad? - pregunto mirando a Víctor - en ese caso me emocionare solo un poco, tal vez cuando termine las notas vaya y eche un vistazo a los disfraces.

— En ese caso recuerda que yo iré del lobo feroz y tu serias una excelente caperucita.

Cuando escucho esa voz me giro de inmediato, Nathan esta ahí de pie con una enorme sonrisa y junto a el esta una mujer que no conozco. 

 —No es justo, yo quería ser caperucita roja - dice la mujer sonriendo de oreja a oreja - y conozco a alguien perfecto para ser el lobo feroz.  

Antes de que pueda preguntar quien es esta mujer Víctor se acerca a ella y la abraza. 

—Sandy te ves genial. 

— todo el mundo me dice eso, al parecer el corte, el cambio de casa, de trabajo y otros detalles lograron que me viera asi. 

—¿Que te parece el lugar? 

—Con mucha gente, con poco personal y con médicos prometedores - dice sonriendo mientras mira a Nathan - en pocas palabras una sala de urgencias perfecta para trabajar. 

— entonces... ¿eso es un si? 

—¿es un si? 

—Bueno, entonces permítanme presentarles a nuestra nueva colega la doctora Sandra Contell, ella será la nueva adjunta del servicio de urgencias. 

—Un placer y mucho gusto ¿tu eres?

—Lo siento, soy Violet 

—¿Violet? ¿la residente de pediatría que esta aplastando a los residentes de cirugía?

Yo no digo nada, simplemente miro a Nathan y después a Víctor. 

—Tu fama te precede, ya  veré que tan buena eres en realidad 

Lo dice de una forma que no parece una amenaza mas bien suena curiosa por descubrir si lo que se dice de mi es cierto o no 

 —Y ahora si me disculpan Víctor y yo tenemos que afinar detalles sobre mi contrato. 

—Ya lo creo, tal parece que ahora ya no haces guardias sin fin, ni turnos dobles. 

—Balance Víctor, se llama balance y estoy trabajando en ello. 

Los miro marchase, la nueva doctora parece una mujer feliz y decidida, cuando están a punto de llegar al elevador Víctor se gira y me dice. 

—Por cierto Violet - veo como levanta la mano y me lanza algo, yo lo tomo sim problema y miro en mi mano un pequeño caramelo de cereza - Excelente trabajo. 

—¿lista para ir a casa?

—Termino estas notas y podremos irnos

—¿puedo quedarme aquí mientras terminas? 

— claro

Comienzo a redactar la nota medica, Nathan se coloca a mi lado y no dice nada, solamente se queda ahí, mirándome trabajar.   

—¿no te aburres? - pregunto cuando casi termino mi trabajo 

—¿de mirarte? - pregunta sonriendo - nunca 

Sin poder evitarlo me acerco a él y lo beso. 

— Por cierto que es lo que se dice de mi por los pasillos.  

— la verdad, que eres muy buena en tu trabajo incluso mejor que otros 

— ¿y eso es bueno? - pregunto un tanto para él y un tanto para mi  

— Lo es - responde Nathan mientras toma mi mano -  finalmente puedes brillar sin temor a nadie. 

Sonrió, pues se que tiene razón, antes no me permitía destacar por miedo a ser reconocida y observada, ahora sin ese miedo encima me siento invencible e imparable. Nathan acaricia mi rostro y me besa una vez mas, yo sonrío y entrelazo su mano con la mía. 

— y por cierto ¿que es eso de caperucita y el lobo feroz?. 

— no te gusta la idea. 

yo solo niego con la cabeza. 

—¿Qué te parece si cuando termines vamos y escogemos algo juntos?. 

— Eso seria perfecto - respondo mientras permanecemos con las manos entrelazadas. 

Las mil y un cosas que no te dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora