Cuando quieres que las cosas no cambien

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Violet 

Entramos en la cocina, Nathan no dice nada y yo no tengo idea de lo que debo decir. Solamente camino de un lado a otro mientras intento ordenar mis ideas.

¿Qué puedo decirle? ¿Cómo explico lo que acabo de hacer? ¿Cómo hacerlo entender que no lo estoy rechazando?

— Violet... ¿Estas bien?

— ¿Qué fue eso? – suelto de pronto

— Bueno... eso fue yo proponiéndote matrimonio y tu rechazándome – dice con una sonrisa nerviosa en su rostro

Yo lo miro, es claro que piensa que lo he rechazado, pero no es así, o al menos eso creo.

— Te amo – digo mirándolo a los ojos – sabes que te amo

— Lo sé – dice mientras se acerca y toma mis hombros – me amas, pero no quieres casarte conmigo

— No es eso, solo... no quiero mas cambios

Desde el accidente que había sufrido junto a toda mi familia, las cosas no habían dejado de cambiar. La muerte de mis padres, el estado de coma de mi hermana y mi cuñado, el hacerme cargo de mi sobrina, sin mencionar el trabajo, las visita los juzgados por la custodia de Emma, el pago de las hospitalizaciones de mí hermana y muchas cosas más. Mi vida había sido una completa montaña rusa de cambios y emociones, ahora que finalmente había logrado estabilidad no estaba segura de querer cambiar todo eso una vez más.

Claro que quería a Nathan, quien en su sano juicio no lo haría, pero comprometerme justo ahora no estaba en mis planes.

— Es solo... que quiero algo de estabilidad en mi vida antes de hacer más cambios, ¿Esta mal?

Nathan me mira, no se que ve en mis ojos, quizás ve que estoy a punto de llorar, quizás el cansancio que he cargado por meses. No estoy segura de lo que ve en mí, pero sonríe y con delicadeza me acerca a él y me abraza con suavidad.

— Creí que como tú me quieres y yo te quiero y después de todos estos meses...

Me alejo de su abrazo, y lo miro levantando las cejas.

— ¿Todos estos meses? En serio estas contando el tiempo cuando fingíamos una relación y cuando tu te acostabas con otras y paso lo de Rebeca y...

— Ok, ok... - me detiene – corrijo – Después de este pequeño pero hermoso tiempo juntos yo creí que este era el momento correcto, es obvio que me equivoque

— Estoy por terminar mi residencia médica, tu acabas de ser nombrado jefe de urgencias, estamos remodelando la casa y además tengo lo del juicio contra Klauss, no me imagino sumar a todo eso la planeación de una boda.

Tal parecía que solo se necesito que alguien alzara la voz para sacar a la luz la clase de persona que era Victor Klauss, el juicio comenzaría pronto y mientras tanto se sumaban mas y mas chicas a la lista de personas que alzaban la voz contra el hombre que abuso de su poder y su posición.

— Creo que tu hermana y la mia estaría encantadas en ayudar.

— Lo sé – digo mientras lo miro – lo sé, pero... estoy feliz con lo que tenemos ahora, y me gustaría disfrutar de eso un poco más

— Entonces... no es un no

— No es un no – Digo mientras me acerco a él y tomo su mano - es solo un... más tarde

— Ok entonces hagamos un trato – dice mientras toma mi mano y coloca sobre mi mano la pequeña caja de terciopelo – Cuando estés lista simplemente ponte el anillo y listo el "más tarde" cambiara a un "si quiero"

— Perfecto y así nos ahorraremos los momentos bochornosos

Digo sonriendo, mientras miro la caja entre mis manos, de pronto me surge una duda.

— ¿Fue tu idea todo esto? Los globos, las rosas, la música ¿todo?

— No – confiesa mientras me mira – Alba y Mia me dijeron lo que tenía que hacer, Fue demasiado ¿verdad?

— Si me hubieras preguntado hace uno o dos años atrás hubiera dicho que fue perfecto, pero ahora, creo que fue demasiado

De pronto lo veo sonreír.

— Fue lo que les dije, pero no me creyeron.

— Ok, entonces la próxima vez solo sigue tu instinto

Nathan se acerca a mi y me besa con dulzura, yo entrelazo mis brazos detrás de su nuca y dejo que el tiempo se detenga por un momento, cuando terminamos de besarnos él pregunta.

— ¿Lista para regresar a la fiesta?

— ¿Tenemos que hacerlo?

— Me temo que sí, eres la festejada

— Ok, solo... finjamos que nada paso y sigamos con la fiesta

—Lo que la festejada diga. 

Las mil y un cosas que no te dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora