Fue imposible no sentir miedo ante la presencia de aquel ogro. Era imposible que algo así fue real, siquiera que fuera posible.
La princesa Aki sintió ese miedo por un par de segundos, pero esa emoción se disipó cómo una estrella fugaz en los cielos. Por primera, vez siendo una Keiyur Vampiric, pudo sentir ese miedo natural en los seres vivos, y le agradó saber que aún tenía una mínima oportunidad de poder volver a ser normal.
Por otro lado, aquel ogro fornido dirigió su mirada hacia los otros tres y apuntó su índice hacia ellos con cierta amenaza en sus movimientos.
—Trío de inútiles, lo único que debían evitar era llamar la atención. Pero veo que no pueden siquiera repeler unos cuantos parásitos inferiores.— Dijo con autoridad sobre los otros tres ogros, quienes ocultándose afirmaron a sus palabras.
Nonek no perdió el tiempo y dio la orden. Todos los Vigilantes embistieron contra ese ogro al mismo tiempo, apuntando siempre a puntos vitales y de gran relevancia.
Pero algo desvió la trayectoria de todos ellos contra una gran masa de fuego que se formó repentinamente en la palma del ogro.
Era idéntico al sol de ese mundo, pero en comparación muy diminuto.
Los Vigilantes en aire no pudieron realizar otra cosa más que arder en esas llamas hasta que todos y cada uno de ellos fue carbonizado hasta la muerte.
Tras ello, cerró su palma con fuerza, creando un crujido de todos esos cuerpos acumulados para luego volverlos cenizas.
—Criaturas insignificantes .— Dijo el ogro.
Tanto la princesa Aki cómo Nonek retrocedieron ante semejante poder. Ella jamás había visto una fuerza similar a aquella, incluso los hechiceros que hicieron de maestros tendrían problemas para eliminar a ese ogro con un gran don para la magia.
—¡Debemos huir!.— Dijo ella.
Nonek observó a la princesa distraído por el momento y tan pronto cómo la observó pudo contemplar un rostro de completo terror.
Rápidamente volvió a observar al frente, pero ya era tarde. Aquel ogro arrojó aquella gran masa de fuego contra Nonek, atrapándolo en sus poderosas llamas y en una explosión que modificó el aire a su alrededor, volviéndolo más caluroso que antes.
—Estúpidos aventureros, estúpidos héroes legendarios. Cuándo los monstruos míticos alcancen su gloria traerán y dispersarán el caos y el terror por estas tierras, ¡por todas las tierras!.
Aquel ogro observó con esos ojos asesinos a la princesa Aki, la última de todos los que estuvieron presentes.
—Flagelo ya realizó múltiples invasiones en los años anteriores. Miles de humanos muertos, pueblos quemados y ejércitos putrefactos bajo los cielos. Es todo lo que deja a sus espaldas. De todos ellos, él fue el único que ha expresado su real odio hacia la humanidad, hacia los enanos, y esos engreídos elfos.
Creando otra esfera de fuego en su mano izquierda, observó con cierta maldad hacia la princesa, quien retrocediendo hasta que su espalda chocó contra un árbol se dejó caer al suelo mientras veía con cierto espantó lo que estaba ocurriendo.
—Al final de todo esté caminó, cuándo finalmente todos los autoproclamados héroes legendarios perezcan, nosotros gobernaremos lo que legítimamente nos ha pertenecido por milenios.
Tras aquello, arrojó esa masa de fuego contra la princesa Aki, quién sin saber que hacer sólo se cubrió con sus extremidades.
El abrasador calor golpeó sus alrededores, incinerado gran parte del bosque que los rodeaba. Los otros tres ogros estaban suplicando mientras veían tal atrocidad creada de un momento a otro por ese ogro.
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La Princesa Vampiro; Un Mundo Desconocido
FantasySer parte de la realeza no es sencillo, mucho menos cuándo por accidente todo un reino se ve sometido a una transformación total. La supuesta causante de la transformación de todo el reino es nadie menos que su propia princesa, y todo por estar prac...