38. - Capítulo VI : La Batalla En Raewiel

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Alzando el vuelo. Sophia caería frente a los aventureros, mostrándose ante la entidad demoníaca como su rival.

Aquella criatura reconocería con tan sólo verla la amenaza que representaba Sophia, razón por la cual se la tomaría en serio y no se contendría con sus ataques.

En primer lugar, de sus pies muchas extremidades crecieron, todas estas extremidades se aferraron al suelo con fuerza, al igual que las raíces de los grandes árboles.

Fue entonces que Sophia Ivemur realizó su ataque. Toda su fuerza fue acumulada en su puño, todo su poder fue concentrado en un solo punto.

Sabiendo bien que no haría el más mínimo efecto en la entidad demoníaca, aprovecharía su fuerza para emplear ferozmente sus peligrosas garras de dragón.

Aquello tomaría por sorpresa a la entidad demoníaca. Su pierna fue totalmente destrozada por el golpe de Sophia. Desgarrada a niveles que resultaría imposible de mantener la postura. Pero la entidad lo ignoró, y su pierna se regenero. Sophia al ver tal suceso nada más trago su propia saliva. Si incluso un gran dragón no podía hacerle nada a esa entidad, eso decía que estaban perdidos en su totalidad.

Pero le sorprendía que los aventureros siguieran firmes, aún cuando no podían vencer. Eran increíbles. Al final, Sophia retrocedió tan rápido como pudo, evitando las extremidades que seguían creciendo para reunirse con algunos miembros de ese grupo de aventureros.

—Los ataques físicos no tienen efectos en él.— Le replicó Oriax a Sophia Ivemur. —Habrá que intentar algo más.

—¿Algo más? ¡Ya verás que más puedo hacer!— Contestó ella.

Esta vez transformó la totalidad de su cuerpo en su forma dragón, demostrando su naturaleza a todos los que fueran capaces de verla en esa horrible noche.

Plateada y con cerca de 16 metros de largo. Sophia Ivemur arrojó una terrible tormenta gélida sobre la entidad demoníaca.

Su gélido aliento se transformó en peligrosas púas de mas de seis metros de altura. Estas peligrosas armas cayeron con pesadez sobre el cuerpo del demonio, y se incrustaron en su cuerpo juntó a un peligroso charco de sangre oscura, misma que al caer sobre el césped lo quemaría cual ácido mortal.

En la capital de Raewiel, Scarlet batalla arduamente contra las criaturas de caos. Sus números en aumento resultaron ser un problema que los no muertos convocados por Nonek solucionaron oportunamente. Gran parte del ejército del reino estaba desplegado, peleando por sus territorios con sangre y sudor.

Podría decirse incluso que su trabajo había terminado. Y juntó a los otros miembros procedieron a reunirse con Nonek para ver que debían hacer ahora.

Por casualidad se los encontraron en medio del caminó. Todos los observadores presentes observaron fijamente al demonio que había emergido del Caos.

—Esto está durando bastante. Los vampiros descontrolados están aumentando y nuestras fuerzas en Raewiel no soportarán más oleadas de estas por más tiempo. —Diría Scarlet preocupada.

—Descuida, los vampiros descontrolados son nuestro menor problema. Por el momento busquemos una manera de matar a esa cosa.— Respondió apuntando a la entidad demoníaca.

Detrás de ellos alguien más se acercaba.

—Tú... Eres el mismo que amenazó a Oriax en el gremio.— Gimió entre lentos pasos.

Nonek la reconoció al verla.

—Rosa Escarlata. ¿Qué fue lo que te sucedió?

—Mis capacidades mágicas se vieron reducidas tras mi combate con Nury Dit Kaye. Ahora ya no puedo hacer un conjuro sin sufrir grandes dolores en mi cuerpo.— Se quejó mientras sostenía su abdomen con un brazo. —Tenemos que ayudarlos, no podrán ellos solos.

La Princesa Vampiro; Un Mundo DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora