47. - Capítulo VIII : Darkeye

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Mientras huían a toda velocidad de la feroz lucha entre Nofilya y la de vestiduras blancas, Flagelo estaba detrás de ellos junto a más de una legión de monstruos que desesperadamente intentaban atraparlos durante la carrera.

Salían de entre los árboles y arbustos para dar inicio a una cacería que se llevarían consigo hasta la muerte que sufrirían.

Aki había conjurado un hechizo protector sobre ellos, desviando así los proyectiles que les eran arrojados por las criaturas que seguían a Flagelo desesperadamente.

No había muchas oportunidades de escape, estaban rodeados en todo momento bajo la desesperante presión que Flagelo ejercía sobre ellos con su mirada.

Su filosa arma prometía alcanzar eventualmente a uno de ellos, y Nonek entendió que sí bien el podría tolerar un ataque de tal magnitud, no sería igual para Scarlet y Aki.

Durante unos segundos vio su oportunidad de enfrentarse ante ese monstruo odioso. Y con tan sólo pedirle a Scarlet que protegiera a la princesa como objeto principal, se detuvo abruptamente para utilizar su espada contra Flagelo, mismo quién contraatacaría con su fuerza descomunal y poco intelecto.

Scarlet confiaba en que Nonek volvería a su lado, pues siempre lo había hecho desde el primer instante. Aún así, algo le dolía desde el interior de su pecho. Como si otra parte se convenciera de que eso no sería así.

Existía su temor a quedarse completamente sola en ese mundo. Pues nada tenía que le hiciera compañía en sus momentos difíciles.

Viendo a la princesa Aki como una hermana menor, se convenció en que debía protegerla con él mismo entusiasmo que su padre, así podría convencerse de su verdadero potencial como guardián.

Corriendo a grandes velocidades entre  el bosque, rodeadas de monstruos violentos, a segundos de caer emboscadas. Aki vio como la salida era cubierta por la sombra de cien monstruos de repulsivas y quemadas pieles.

Pero Scarlet no veía aquello, lo que sus ojos veían era como un grupo de idiotas se cruzaron en su camino para dejarle su trabajo aún más fácil.

Utilizando la sangre que había acumulado hasta ese momento fue que conjuro un hechizo de quinto nivel conocido por su gran fuerza de empuje.

A ese grupo de monstruos que bloqueaba el camino nada quedó. Una fuerte ráfaga de viento los impulso lejos, seguramente contra los árboles del sector.

—Princesa Aki, prométame que correrás hasta ya no poder más.— Dijo Scarlet al ver que pronto serían alcanzadas por las bestias restantes de Flagelo, manchas oscuras que daban caza a los vampiros como ellas.

—De ninguna forma voy a dejarte atrás.— Respondió ella.

Y cuando una de esas bestias estuvo al alcance de los tobillos de la princesa fue cuando Scarlet utilizó toda su fuerza para empuñar su daga contra la espina de aquella criatura, inmovilizándola junto a un espeluznante gemido proveniente de su atroz agonía.

—No te preocupes por mí, jamás dejare que esos infelices me ganen. Solo te daré unos segundos más para que puedas llegar junto al segundo comandante de la armada de la noche.

Detrás de ellas algo grande se acercaba. Con ocho inmensas patas cual lanzas y cuatro pares de ojos infinitamente oscuros se acercaba realizando estragos.

—¡Princesa, no mire atrás!— Alertó Scarlet ante tan horrenda criatura que las perseguía.

Y fue por curiosidad que la princesa se volteo, todo para ver como los colmillos de una inmensa araña estaba por engullirlas vivas.

La Princesa Vampiro; Un Mundo DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora