48. - Capítulo IX : Un Largo Viaje

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Transcurridas las horas, un llamado reunió a todos los hijos de los dioses demonios en un mismo lugar. ¿La causa de la llamada? Reiterar La importancia de mantener el perfil bajo y el castigo para Flagelo.

Era una gran mesa redonda sumergida bajo la oscuridad del lugar. La Pesadilla Blanca llevaba a su lado un cuerpo frágil y mal tratado poseído por Flagelo, lo cual lo volvía alguien sumamente débil ante todos.

Ella mantuvo sus ojos cerrados como de costumbre. Flagelo que muy bien estaba atrapado bajo sus hilos intentaba escapar desesperadamente sin éxito alguno, dañando incluso lo poco que le quedaba de él mismo. La Pesadilla Blanca observó a sus hermanos, pero de ellos nada pudo ver fuera de sus brillantes ojos.

De pronto, uno de ellos que hace no más de unos minutos había llegado comenzó a quejarse sobre cuán tardía era la reunión. Otro se quejo de que la comida estaba rancia. Otro simplemente observaba atento a la Pesadilla Blanca, esperando sus palabras.

Agradezco a todos por presentarse a este repentino llamado. Y me disculpo en nombre de mis súbditos la escasa organización para esta junta.

Cuando ella hablaba se formaba un silencio absoluto. Todos oían atentos sus palabras y se dejaban seducir por su tranquila voz.

Como ya todos sabrán, hace no mucho tiempo el Imperio Oscuro bajo el mandato de Flagelo se ha visto gravemente dañado. Tras su último fracaso militar, ya incluso otras criaturas se han adentrado aún más a sus tierras. Las dríadas, protectoras del bosque, han reducido constantemente las fronteras del Imperio Oscuro, aumentando así el número de exploradores que logran adentrarse a nuestras tierras. Recientemente ha llegado a mis manos una solicitud de apoyo por parte de Flagelo, y tras dedicar parte de mi atención a su habilidad en combate, nada más puedo decir que resulta mediocre.

Tras eso último, las miradas de los presentes recayó sobre aquel monstruo, mismo que no se dejaba de luchar contra esos finos hilos en todo momento.

La nigromante primordial se encontraba apoyando a los intrusos, una entidad que algunos conocerán por sus hazañas en combate contra los antiguos héroes. Ya bien Flagelo no la reconoció o tan sólo se dejó llevar, sus impulsos salvajes lo vuelven un oponente temido de frente pero muy estúpido. Sin mi presencia en el momento, nuestros números se hubieran visto reducidos, dando la gran oportunidad al grupo de héroes de avanzar por sobre el Imperio Oscuro, y a la brevedad, por sobre el resto de nosotros.

Aquel comentario molesto a los invitados.

¡Somos los hijos de los dioses demonios!. Este mundo nos pertenece por derecho y tu solo nos impides tomar nuestra parte. Comentó uno de brillantes ojos púrpuras, filosos cuál felino.

Otro de ojos azules a medio cerrar también opinó al respecto:

Estamos hablando que un grupo conformado por un gran número de criaturas inferiores nos venzan. Ellos no son héroes, ¡no son nada!

Otro de gruesas armadura habló.:

—Y los hijos de los antiguos héroes no se han presentado hace siglos, tan sólo son un rumor para asustarnos. ¿Por qué debemos contenernos? ¡El mundo está cerca de nuestras manos!

Ante los comentarios y el silencio de los otros, la Pesadilla Blanca respondió a las quejas con su serena calma:

Se lo que desean, llevan años con ello. La realidad con el grupo de héroes no está más alejada de la cual se han imaginado. Subestiman en gran medida la determinación y la esperanza humana, que de por sí son las virtudes más grandes que tienen. Ese grupo de héroes está capacitado para lidiar con amenazas como nosotros, sin mencionar a sus sanadores, mismos quienes nos vuelven el trabajo más complicado. Respecto a los hijos de los antiguos héroes, si bien no han sido vistos, es de esperar que estén esperando su oportunidad de atacar. Uno de nosotros muerto es suficiente para hacerlos salir.

La Princesa Vampiro; Un Mundo DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora