31. - Capítulo VI : La Batalla En Raewiel

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Suspirando con pesadez, Nonek desenvaino su sable y lo incrustó al lado del pie de la princesa Aki. Luego, se acercó con violencia hasta quedar frente a ella, causándole cierto temor por esa sed asesina que emanaba desde sus ojos.

—¡La maldita fuente que tú maldito reinó necesita se encuentra en la maldita tierra de los malditos monstruos. Exactamente en el maldito terreno del monstruo Flagelo. Mismo lugar que esta siendo resguardado por dos malditas legiones de monstruos!

El rey estaba indignado, y la sirvienta Flora ya estaba delante de la princesa Aki, protegiéndola de ese monstruo.

—¿Por qué me hablas así, Nonek? Tu no eres así...— Diría la princesa atemorizada.

—¿No soy así? Entonces, ¿Cómo soy para ti realmente?— Observando los ojos de los presentes, pudo percibir varias emociones alteradas. Volviendo con la princesa, respondió por ella: — Quieras o no, soy un monstruo vengativo. Si. Tu sirvienta te informó bien esa parte. Pero, ¿de que me serviría una estúpida princesa incapaz de protegerse así misma?

Tras decir sus palabras, un fuerte dolor invadió su alma. No se trataba de ese ser con quien estaba tratando ahora mismo, era la princesa Aki. Y su odio no debía recaer sobre ella. Ni era su culpa.

Pero era algo que no podía controlar. Cada vez que le ordenaron algo fue para la desgracia de otros y la suya misma. Cada vez que alzaba su sable era para arrebatar vidas. Cada vez que protegía a alguien, era solo por conveniencia.

Y ahí estaban, esos ojos iluminados ante él terror de su presencia. Ya estaba cansado de toda esa porquería. Si odiaba a los humanos era por algo. De entre todos los seres que habitan la tierra, la humanidad siempre fue la más traicionera.

Guerras, envidia, avaricia y lujuria. Eran una plaga enfermiza, un parásito que se alimentaba del mundo y de ellos mismos. No han hecho más que destruir, no han hecho más que incitar a un odio irracional ante otras especies y razas.

Eran la completa escoria de la existencia misma. Eran la peor desgracia que jamás haya existido. Y pensaba eso mismo de su madre, quien era una ingenua humana que se había enamorado de un monstruo. Suspirando, volvió a hablar. No con esa entidad que tanto daño le había causado, sino con la princesa que había intentado proteger.

—Jamás te he manipulado. En realidad, pensé que por fin podría desviar mi atención de la venganza. Enfocarme en ayudar a alguien una vez en mi vida. Poder sentir eso que las poesías se narran. Pero da igual. Los monstruos somos de desconfiar. Todos somos iguales al final de todo.

Regresando su arma a su funda, le dio la espalda a la princesa y procedió a retirarse a paso acelerado. Los observadores que estaban presentes a la distancia se acercaron hasta él, inclinándose para luego seguirlo en filas.

Entonces la princesa alzó su quebrada voz, y le pidió por medio de súplicas que se quedara con ella. ¿Por qué? ¿Qué había hecho mal?

A Nonek le daba igual, su error fue pensar que podría cambiar, que quizás podía ayudarla. Ignorando sus súplicas, creó un portal que conectaba aquella ubicación con un lugar desconocido y remoto. La sirvienta Flora intentó detener a la princesa Aki, pero no fue capaz de retenerla por más tiempo. Y la princesa fue detrás de él.

Corriendo tan rápido como pudo, intentó detener a Nonek a como diera lugar. Los observadores al verla le cedieron el caminó, rogándole para que no lo hiciera. Pero de todas formas lo hizo, y llegó hasta el portal donde Nonek se voltearía con su sable en mano. Y con la misma sorpresa que invadió a Aki al ver eso, él la apuñaló con el sable, viendo como esos ojos no creían lo que acontecía.

La Princesa Vampiro; Un Mundo DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora