—¿Así que aquí tenemos a alguien jugando el papel de héroe, eh?— Comentó molesto por la intromisión.
—Creo que no sabes quienes somos. Nosotros somos...
Y cuando se disponía a decir el nombre de su temido grupo, Nonek lo callo con un golpe en el rostro.
—Ustedes son pura mierda. ¿Golpear entre ocho a una princesa?— Su voz estaba contenida, a milímetros de liberar un demonio cuyo único propósito era masacrar a todos cuanto se le cruzaran. —Son una desgracia. Y por eso, voy a matarlos lentamente.
Sus última palabras expresaron su sentimiento. Un odio profundo que no perdona a los intrusos. Aquellos que habían ocasionado daños terminarían pagando.
Uno de ellos levantó a la princesa y usando su cuchillo, amenazó con cortarle el cuello. Los otros, tomando sus armas, intentaron atacarlo a la vez, procurando siempre el matarlo.
Pero, ¿Cuál fue el error que cometieron? Quizás fue el creer que podrían contra el, o quizás fue la amenaza que le hicieron. Como fuera, en el momento en que lastimaron a la princesa sus vidas fueron reclamadas por el diablo.
Nonek, retrocediendo unos pasos, procuró mantener su sable listo para ser desenvainando. Ellos estaban cerca de él, y necesitaba toda la velocidad y fuerza posible para acabarlos a la vez. Fue entonces, con un zumbido del viento, su sable perforó tela y carne, llegando a centímetros de la pared.
Los siete hombres delante de él cayeron arrodillados, y de sus cuellos comenzó a brotar un gran chorro de sangre. Se ahogaban entre lágrimas y sus fuerzas perdieron. Fue entonces que, girando su sable un poco, realizó un nuevo corte, esta vez arrancando cada una de las cabezas de esos hombres.
El terror se vislumbró en el octavo hombre, quien ante el terror que vivenciaron sus ojos, pudo ver como aquellos a quienes consideraba como sus hermanos seguían con vida, aun tras ser ejecutados.
Y para sorpresa de él, no se había dado cuenta incluso cuando había soltado el cuchillo, orinándose ante el profundo terror que le trasmitía Nonek. Aquel aura provocaba que esas personas vieran el miedo mismo. Lo experimentaban en carne y alma. Y lo único en que podían pensar era en huir.
El terror era tal, que los más débiles incluso morían al verlo. A otros se les generaba la impotencia, y en el mejor de los casos, una leve vibra en la espalda. Soltando a la princesa, intentó huir desesperado. Pero Nonek no se lo permitió. Pará cuándo él hombre intentó huir, sus tendones fueron cortados con precisión quirúrgica.
Y una vez en el suelo, solo pudo presenciar cómo ese ente demoníaco estaba sobre él, a tan solo centímetros de matarlo cuál insignificante insecto. Y así, con un parpadeó, aquel hombre fue partido a la mitad, quedando únicamente su medio rostro de terror juntó a un baño de sangre.
—¿Cómo te encuentras, princesa? ¿Te hicieron daño? ¿Estas bien?— Preguntó Nonek preocupado.
La princesa Aki respondió:
—Estoy bien. No siento dolor.
Él, impulsado por un sentimiento que desconocía, se acercó rápidamente a la princesa y la abrazó como si fuera la última vez que la vería.
—No te vuelvas a alejar, por favor.
Ella, sorprendida por tal acto, no supo cómo responder. Alzaba sus brazos lentamente mientras pensaba en sí debía abrazarlo o no. Al final, cedió ante la fuerte impresión y correspondió a su cálido abrazó. Atesorándolo de corazón.
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La Princesa Vampiro; Un Mundo Desconocido
FantasySer parte de la realeza no es sencillo, mucho menos cuándo por accidente todo un reino se ve sometido a una transformación total. La supuesta causante de la transformación de todo el reino es nadie menos que su propia princesa, y todo por estar prac...