Scarlet Moonfall realizó una pirueta a la par que sus armas caían al húmedo piso en el que se encontraba. Una criatura de caos de gran poder se había aparecido, cosa que resultaba ser muy inusual pero común durante esas noches.
El ejército de los nobles intentaba frenar el ataque de esa entidad, pero apenas si eran capaces de mantenerse de pie ante su abrumadora fuerza capaz de superar la fuerza de una docena de vampiros sumada.
Aquella entidad de voluminosa musculatura nuevamente utilizó sus largas garras para atrapar a Scarlet, fallando a causa de la agilidad que la vampira real poseía.
Estaba algo desarmada. Había perdido sus armas en la embestida de aquella criatura, misma embestida que pudo resultar fatal para ella.
No tenía muy claro lo que debía hacer, sin embargó, acabar a esa cosa era lo principal.
Odiaba desatar su ira de sangre, aquel frenesí imparable que dilataba sus ojos con la sangre derramada de sus adversarios y sus pobres víctimas.
Sin embargó, decidió usar una manipulación mágica sobre su estado de sangre, convirtiéndolo en un arma más que en un estado salvaje.
Sobre ella, toda la sangre derramada hasta el minuto se reunió en una gran masa roja de hedor y metal.
Aquellos iris que poseía se iluminaron ante la luz de la peor luna de todas, y aquella masa de sangre cayó sobre ella, manchando cada centímetro posible.
La criatura de caos no esperaría nada y nuevamente intentó aplastar a Scarlet. Lo peor que pudo sucederle era que ella decidiera matarlo lentamente. En su lugar, Scarlet uso su guadaña de sangre para rebanar la cabeza cual mantequilla.
Por sí fuera poco su hazaña, destripo a cada soldado vampiro que debía detener, arrancando sus extremidades y cabezas en un arrebato total de su incontrolable frenesí.
Los observadores tan sólo se limitaron a frenar las fuerzas del caos que en hordas masivas llegaban y llegaban hasta la capital.
Todo se había salido de control cuándo se dieron cuenta que Raewiel era el epicentro de la luna de sangre.
La mayor concentración de criaturas de caos estaría sobre ellos, y para empeorar las cosas, también deberían enfrentar a un general de caos, una entidad muy poderosa que destruye ciudades como si fueran polvo.
Scarlet una vez que cumplió con su objetivo vio la gran necesidad de quitarse toda la sangre que tenía en su cuerpo. Debía terminar con su estado de frenesí, o en el caso contrario volvería a perder el control.
Mientras tanto, en la capital de Raewiel las cosas no mejoraban.
Las fuerzas que se encontraban allí estaban cayendo rápidamente. Los observadores eran incapaces de lidiar contra una interminable horda caótica y a un gran número de no muertos bien equipados.
Por suerte, los observadores que acompañaban a Scarlet se reunieron con estos, fortaleciendo la escasa posibilidad de victoria que tenían.
Y mientras ellos se enfrentaban al grueso del ejército del nigromante, Nonek hacia frente a su mercenario de mayor nivel de todos. Sophia Ivemur.
Estuvieron peleando mano a mano varios minutos. No llegaban a ningún lado, ambos recibían un daño par a la tolerancia que tenían al mismo.
Las garras de Sophia no atravesaban la armadura de Nonek, y Nonek era incapaz de lastimar seriamente a Sophia, culpa de las escamas que la protegían por sobre esa linda piel que poseía.
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La Princesa Vampiro; Un Mundo Desconocido
FantasySer parte de la realeza no es sencillo, mucho menos cuándo por accidente todo un reino se ve sometido a una transformación total. La supuesta causante de la transformación de todo el reino es nadie menos que su propia princesa, y todo por estar prac...