—Mi señor, parece que ya entraron a la ciudad.— Comentaría el caballero Bradford.
El noble acarició su cabello mientras veía a través de la ventana. Pudo contemplar cómo aquellos gruesos muros que protegían la ciudad habían sido destruidos. Pronto seguiría las puertas de su mansión y finalmente su propia perdición.
—Esperó que Oriax haya acudido a mi petición.
—Perdón, ¿Qué esta diciendo?
—Contraté por una fortuna a un grupo de aventureros para que detuvieran a este hombre, sin embargó, el infeliz de su líder no me aseguró nada.
Tenía miedo, con tanta seguridad que tenía y aún así no se sentía seguro en su propio hogar. Pero, su temor tenía sentido. Aquel que estaba detrás de él había llegado a la ciudad donde el residía, había llegado por él, para matarlo, para quitarle sus pertenencias, su propiedad, su vida.
No lo negaba, que para satisfacer sus necesidades envió a sus caballeros a secuestrar mujeres a distintos pueblos, matando a quien se opusieran a ello. Y finalmente, estaría recibiendo la cuenta de sus caprichos. Aquellos que debían ir a socorrer a los guardias de la entrada fueron interceptados por los observadores, quienes con sus dagas dieron una pelea que mantuvo a raya a los caballeros.
En tierra, Scarlet eliminó al batallón principal cómo si fuesen simple insectos insignificantes, que de cierta forma lo eran para ella. La gente estaba asustada por el estruendo que había fuera de sus casas, pero de tal modo que ni siquiera se atrevían a mostrarse, asegurando las puertas de sus hogares en ocasiones para una mayor seguridad.
En medio de todo ese caos, Nonek avanzó por la calle principal, aquella donde se concentraban todos los negocios importantes e intercambios importantes. Los guardias que intentaban interceptarlo perecían, aquellos quienes creían tener una oportunidad, la perdían.
Era una fuerza imparable. Y mientras esa fuerza no tenga un contrincante capaz de frenarla, avanzará y avanzará, y todo aquellos que se interpongan serán consumidos por su abrasador poder. Su arma se encontraba ensangrentada, su armadura igual, pero no era su sangre, sino la de aquellos que intentaron hacer algo. El sonido del metal impactando era la melodía de esa noche. Los gritos de dolor y agonía un cántico, y la sangre derramada el licor desperdiciado.
Los caballeros reales se movilizaron hasta el puente que daba con la gran mansión del noble. Colocaron sus escudos en frente y sus lanzas con ellos. Evitarían que cualquier cosa cruzará el puente a toda costa, incluso, para fortalecer esta medida, los últimos magos que le quedaban bajo su mando también se reunieron temblorosos fuera del puente, dispuestos a utilizar todo el poder que tenían para terminar con esta mala noche, la cual, tan sólo estaría comenzando para ambos bandos.
Scarlet, frente a frente de los aventureros, detuvo su ataque ante unas palabras dichas por el aventurero Oriax.
—¿Qué si quiero pelear?— Diría burlonamente, a la vez que soltaba una carcajada de lo más desquiciada posible. —¡Es evidente que quiero pelear!
—¿Por qué?
Esa pregunta, ¿acaso estaría esperando que no tuviera propósito alguno para hacerlo, o averiguar si seguía órdenes de alguien más?
—Qué demonios con tu pregunta, es que acaso no entiendes el peligro por el cual corres. ¡Es que acaso eres un estúpido!
Los acompañantes del aventurero estaban preparados para atacar o ser atacados. El báculo que sostenía Shyani emitía un intermitente brillo verdoso. Las espadas cortas de Phantom aguardaban con paciencia la hora de poder hacer frente a Scarlet. Y Dargound ya tenía preparado un par de hechizos para emplear en el ataque.
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La Princesa Vampiro; Un Mundo Desconocido
FantasySer parte de la realeza no es sencillo, mucho menos cuándo por accidente todo un reino se ve sometido a una transformación total. La supuesta causante de la transformación de todo el reino es nadie menos que su propia princesa, y todo por estar prac...