Nos encontrábamos estáticos y paralizados. Garou me miró un segundo, advirtiéndome con la mano de que me mantuviera tras él, sin embargo yo podía defenderme y quise hacerlo. Le devolví la mirada, seria y negando con la cabeza, caminando hacia la presencia que sentía.
El Cazador gruñó siguiéndome a la par con el mismo cuidado con el que lo hacía yo:
-¡Muéstrate, sabemos que estás ahí! -alcé la voz seria-
Me puse en tensión, quién estuviera al otro lado se estaba moviendo y era necesario estar preparados. No obstante, tras segundos interminables de espera, salió un gato que enseguida vino hacia mi fregándose contra mi pierna. No nos esperábamos un gato, y enseguida relajé los músculos y la postura. Garou y yo nos miramos entre si junto con unas risas vagas de confusión. Sin embargo, al agacharme a acariciarlo, me di cuenta:
-Ha -espetó Garou soltando un poco de tensión- Con que solo era un gato.
-Eso parece -el gato insistía en subirse a mis brazos, y no dudé en hacerlo- Mira, que bonito es.
El Cazador se aproximó a centímetros de mi para apreciar e intentar tocar al felino. Alzó sus dedos de forma melódica por encima de su cabeza, obligando al gato a olerle. Tras unos segundos, el animal cerró sus ojos fregando sus mejillas con fuerza, Garou sonrió y le ayudaba a rascarse pero pronto, el gato le clavó un diente cariñoso a manera de juego:
-¡Hey! -rio el chico de cabellos blancos. Por suerte estaba siendo mordido en serio, y por ello continuó jugando con él-
-Es extraño…Por alguna razón me resultas familiar -le rasqué la cabeza y ahí fue cuando un flashback me vino a la mente- ¡Ohh! ¿Recuerdas el gato del que te hablé? ¿El que vi en las montañas?
Garou me miraba pensativo y dada a su cercanía, me avergoncé. Todo lo que había pasado antes volvió a mí como puñetazos de calor y mariposas estomacales:
-Creo que si, ¿El balneario de las montañas? -asentí- Hmm…No creo que sea el mismo.
-Me cuesta creerlo la verdad, pero es que es igualito a ese -me distraje de nuevo con el peludo animal, dudosa- ¿Eres realmente tu?
Era exactamente igual, pelo largo y negro con ojos amarillos. En si su aspecto ya era llamativo y me parecía extraño que hubiera otro gato igual al que conocí en las montañas, además era casi imposible que hubiera recorrido 200 kilómetros de trayecto en coche para seguirme, no podía ser.
Mientras se debatía esa duda en mi cabeza, Garou rozó sin querer su codo con mi brazo e inmediatamente me hizo desconectar de mis pensamientos y avergonzarme una vez más. Nos distanciamos el uno del otro y miraba al suelo, nerviosa de que se notara demasiado la rojez de mis mejillas. Levanté la mirada de manera fugaz para observar a un cohibido Garou, el cual se rascaba el rostro con un dedo mirándo hacia la nada, y tratando de disimular ese tono rosado que emergía de su faz.Desvié rápidamente mi mirada hacia al gato:
-“Bueno” -suspiré- “No se si serás el mismo pero si es así, dame una señal, por favor"
El gato había estado mirándome con atención , cómo si supera lo que estaba hablando interiormente. Aunque no era una sensación tan prominente cómo la que me estaba provocando Garou, esos sentimientos tan fuertes que me tapaban los oídos.
No obstante, a pesar de ese problema que, aparentemente, estábamos padeciendo por ambas partes. El felino saltó de mis brazos, en un movimiento inesperado para nosotros, apoyó enteramente el peso de su cuerpo en las patas traseras y se irguió. Parecía un suricato, algo tan extraño cómo antinatural, ya que sabía que ese tipo de posturas eran adoptadas cuando estaban en alerta ante alguna presa. Sin embargo este no era el caso, y simplemente intercalaba su mirada entre los alrededores y nosotros, con aparente relajación:
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La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)
RandomEl pasado nos marca de maneras buenas o malas indistintamente y al crecer esos sucesos nos hacen reaccionar a situaciones que se nos presentan en la vida de distintas maneras. Aquellos recuerdos escondidos en lo más profundo del inconsciente acaban...