Capítulo 34

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Suspiré con fuerza, costaba que me llegara aire a los pulmones y ante eso, era difícil mantenerse firme. Estaba dejando que el silencio se siguiera escuchando, sin demasiadas ganas de comenzar a hablar, tantas que me costaba encontrar mi voz:

-He… -carraspeé, intentando volver a la normalidad- Siempre he sido una chica diferente en muchas maneras, y eso lo pude comprobar a una corta edad gracias a la ayuda de mi hermana. Ella siempre fue mi apoyo y mi única familia, ya que mis padres…

Mi estómago estaba demasiado tenso y mi voz se enredaba en un nudo de dolor y sollozo contenidos, sin embargo tras un momento que me pude tomar para pensar en otra cosa, logró aliviar un poco la presión.
Garou estiró su brazo y posó su mano en mi cintura para recostar mi cuerpo de lado, utilizando de apoyo su propio cuerpo. Él presentía que era complicado hablar, por lo que reposó su cabeza en la mía, la cual se encontraba mirando al suelo acompañado por una postura encogida y rígida:

-No es necesario que…-habló Garou de repente, pero estaba convencida en hacerlo-

-Mis padres nos vendieron -dije en un hilo de voz-

Sentí sus músculos tensarse ante aquello, y era natural:

-Tuvimos un accidente en casa -mis ojos se abrieron al revivir el pasado nuevamente- Recuerdo sus caras, mirándonos cómo si fuéramos monstruos cuando solo éramos niñas inocentes…Pero eso no les detuvo al momento de deshacerse de nosotras. Y luego todo pasó a peor en ese oscuro lugar dónde vivimos durante varios años.

Mi garganta ya no aguantaba más, y una lágrima traicionera resbaló por mi nariz:

-Pasaba mucha gente por allí y todos querían vernos, me separaron de mi hermana para evitar el más mínimo pensamiento de escaparnos. Estaba todo tan oscuro, frío y solitario que aprendí a vivir con ello, cómo si realmente lo mereciera...E intenté parecerme a los demás, copiar sus acciones para evitar problemas y poder reencontrarme con mi hermana. No fue hasta que un héroe de clase S nos rescató de allí, y fue entonces cuando pude estar con ella de nuevo.

Me abracé a mi misma mientras el mismo Cazador me tomaba en sus brazos con fuerza, atrayéndome hacia si. A pesar de que intentaba encontrar mi mirada, yo necesitaba concentrarme en mirar al suelo. Era lo que me ayudaba.
Había sufrido, si. No obstante, sabía que acabaría quedado como una víctima, una niña llorona. Débil y estúpida:

-Después, mi hermana y yo intentamos seguir adelante, fue muy duro pero conseguimos tener nuestro pequeño hogar -mi mente seguía enfrascada en el mismo tema- Logramos sobrevivir…

Y es que era la verdad, aunque al puzle le faltaban piezas importantes…Mis padres aceptaron nuestros poderes y nos amaban, sin embargo, durante uno de los entrenamientos que Tatsumaki me enseñaba a controlar mis poderes…Algo fue mal, mis poderes siempre fueron diferentes a los de ella y no teníamos ni idea de lo que era o no capaz de hacer. Ellos se acercaron a nosotras, sin saber que yo estaba intentando hacer formas variadas y cambiarlas de forma sin necesidad de crear una forma nueva, algo bastante complicado de controlar. Tras ver que se acercaban me puse nerviosa, debía tener cuidado. Sin embargo, perdí el control de lo que hacía y arrojé a mis padres a varios metros de distancia, y debido al golpe, estuvieron 6 meses en coma en el hospital.

Después de verlos tirados como trapos en el suelo, sentí miedo de mi misma, no era mi intención aunque fuera yo la causante y añadiéndole la corta edad, mi mente comenzó a degradarse. Mientras los vecinos cuidaban de nosotras, mi hermana me alentaba a seguir con los entrenamientos escudándose en que era necesario tener el control de estos, y después de un tiempo me rendí ante su insistencia.

Pasados esos meses mis padres nos llevaron a casa y…ya nada era lo mismo. Tatsumaki y yo nos alegrábamos de estar con ellos nuevamente pero algo en su interior había cambiado. Aquellos padres que una vez nos quisieron, nos miraban con terror y mantenían distancias con nosotras, como si sus ojos ahora reconocieran a unos monstruos que siempre habían vivido a su alrededor.
Semanas después, un día cómo otro cualquiera, sentí que nos trataban con un poco más de normalidad. Nos hicieron pensar que todo iba bien e incluso, nos convencieron sonrientes de que nos iban a dejar con unos amigos durante unas horas…
No obstante, tras ver cómo mis figuras paternas nos dejaban en manos de varios desconocidos vestidos de blanco, y se iban sin despedirse tras aceptar un dinero de un hombre que vestía una bata de médico, supe que no volvería a verlos.
Después de unas horas encerradas en una habitación acolchada, sin ventanas y con una vieja televisión encendida, la cuál tenía un sonido un poco estridente, haciendo que todo aquello fuera aún más horripilante. Mi hermana sabía que algo andaba mal, nos habían metido allí y nadie nos estaba cuidando, así que se levantó de mi lado mientras miraba la televisión para ir en dirección a la puerta y llamar para pedir explicaciones.
Le abrieron mas no la dejaban salir de la estancia, ella se impacientó ante las ambiguas respuestas que le daban y a las otras que no contestaban. Tatsumaki enfadada, usó sus poderes de manera intimidante. Yo me levanté asustada y corrí hacia ella, cómo siempre me había dicho pero esta vez, ella no llegó a formar el campo de fuerza que nos podía proteger a tiempo. Uno de los presentes rápidamente lanzó un dardo tranquilizante a su cuello y mi hermana calló en seco al suelo.

La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora