Fue bastante fácil adentrarme en la espesura del bosque y perder de vista el gran hospedaje. Los árboles altos color verde lima y verde oscuro junto con el follaje que acolchaba el suelo y los microscópicos musgos adheridos a las rocas lo hacía ver cómo un lugar mágico. Respiré hondo, llenando mis pulmones de aquel fresco aroma. Me sentía cómo un animal salvaje; caminaba de la manera más silenciosa que me era posible, atenta a todos los sonidos que se producían a mi alrededor. Cada ave, cada hoja o matorral eran visibles para mí.
Pude ver una familia de jabalíes correr por mi lado, sin ni siquiera mirarme o atacarme. Un ciervo bebiendo agua de un charco que, al oír que me acercaba, salió despavorido en dirección contraria mostrando su adorable cola blanca.
El cielo se había despejado de un segundo a otro, dejando una vista totalmente nueva. Los rayos solares entraban por los huecos entre las hojas, haciéndolas aún mas brillantes. Agarré una corteza tirada en el suelo de los enormes pinos rojos, lo que indicaba que estaba ascendiendo y, pocos minutos después de subida, llegué a la cima de la colina.
Allí no había arboles, pero sí un fino río y mucho césped natural con flores blancas, amarillas y dientes de león que con sólo el roce del viento, sus semillas comenzaban a flotar en el aire. Las vistas no decepcionaba tampoco, una extensión de claros y espesura se extendían hasta salir de mi campo visual. Me senté junto al riachuelo, el cual fluía cristalino.
El cálido sol en mi espalda y el ruido del agua me dejaban en un estado de relajación bastante grande. Cerré los ojos disfrutando de la sensación cuando repentinamente siento un cosquilleo húmedo en una mano, me asusté al pensar que podría ser un bicho pero mi sorpresa tampoco se desvaneció al ver un precioso gato negro de pelo largo, olisqueándome la mano que se encontraba apoyada en el suelo. Al levantar su mirada sus ojos amarillos se encontraron con los míos:
-Hola... -una sonrisa se me formó en el rostro, levanté la mano lentamente y con delicadeza para no asustarlo, este en respuesta fregó su cara en ella- Que mimoso o mimosa eres...Hmm, al parecer eres mimoso.
No entendía que hacía un gato tan impoluto y acostumbrado a la compañía humana perdido en medio del bosque. Tal vez su dueño estuviera paseando por los alrededores y se hubiera desviado del camino o sin más, fuera un animal perdido. Tras comprobar que era amigable, me senté mejor para agarrarlo por debajo de las patas y ponerlo en mi regazo:
-¿Que haces aquí en medio de la nada? -le pregunté mientras le seguía acariciando- Tienes el pelo muy bien acicalado y brillante cómo para vivir en el bosque...Seguramente tu dueño te estará buscando.
Miré hacia los alrededores, mirando si alguien se acercaba. No, silencio. Toqué sus orejas, me encantaban los gatos pero debido a mi trabajo nunca sabías cuando se iba a presentar una misión, dónde y cuánto tiempo ibas a tardar en volver a casa. Lo que me dejó sin opción de tener a un compañero a mi lado.
Sus ronroneos eran fuertes y profundos, parecía que nos habíamos caído bien. Realmente me daban ganas de llevármelo a casa pero no podía. Con un poco de melancolía me levanté dejando al gato junto a mí, le acaricié la cabeza una vez más antes de adentrarme de nuevo en el bosque. Miré mi reloj de muñeca, tal vez los demás ya estarían despiertos y podrían preocuparse si no me veían en el desayuno.
El gato comenzó a seguirme lo que me rompía por dentro, parecía que lo estuviera abandonando. Me giré e intenté que se fuera pero era tan simpático, que no me temía lo más mínimo. No me quedó más opción que volar, esquivé hábilmente todos los troncos en mi camino. En cuestión de segundos ya había recorrido 100 metros y me escondí detrás de un árbol para observar si lo había perdido de vista. Suspiré aliviada, al ver que no había podido seguirme el paso, sin embargo cuando miré hacia adelante me asusté al verlo encima de una roca, mirándome en silencio:
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La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)
RandomEl pasado nos marca de maneras buenas o malas indistintamente y al crecer esos sucesos nos hacen reaccionar a situaciones que se nos presentan en la vida de distintas maneras. Aquellos recuerdos escondidos en lo más profundo del inconsciente acaban...