Capítulo 49

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En los minutos que ____(TN) había pasado acariciando al felino, interiorizó muchas cosas en las que casi ni había pensado hasta ese momento. Ella siempre había tenido muy clara cómo era su imagen propia, conociendo cada parte de su mundo interno. Sin embargo, cuando las cortinas se quitaron, analizando cada esquina con lupa, se dio cuenta de que todavía habían cosas que habían quedado en el lo más profundo de su mente y opacadas como “inconvenientes”.

Mirándolo desde un punto de vista neutral pudo ver cómo su perfeccionismo afectaba a su día a día. La presión que ella misma se imponía en parecer normal e impoluta, reemplazando su impotencia al controlar su espacio y a sí misma con precisión, imponiendo bastante tensión en su organismo. Desgraciadamente era algo a lo que ya se había adaptado y casi no notaba en ciertas circunstancias.
No obstante, eso se acumulaba. Al tener un cierto nivel de perfeccionismo, que algo nuevo no saliera cómo ella lo esperaba, la frustraba de sobremanera, y eso incluía, sus propios poderes. Esa rigidez, combinada con el miedo, que ya había experimentado desde su niñez, mataba cualquier posibilidad de éxito. Admitía que no le afectaba y que no pensaba en ello, pero no significa que cuando usara sus poderes no se acordara de aquel fatídico día.
La tristeza de que todo aquel fracaso, la invadía por completo pero era algo sutil, como si simplemente se tratara de nostalgia. Aún más, era la situación de ver a Tatsumaki, alguien exitoso en su campo y hasta reconocido, por la misma razón. Ella, dejando de lado su mal humor y tozudez, era alguien que parecía hacer las cosas bien y ____(TN) sentía que debía de estar a la altura.
Y, a pesar de intentarlo a su manera, la cosa no mejoraba. A veces, su mente y sus emociones estaban en su mejor estado y era cuando, por fin, ella y sus poderes jugaban en el mismo bando. Y otras veces, aunque pocas, su cuerpo llegaba a un límite. Un límite que ocurría cuando la tensión y el estrés ya habían llegado a su pico, y entonces, su vista se disipaba y su mente se quedaba a parte mientras que, por otro lado, su cuerpo actuaba sin pensar. Pero desde que Garou apareció en su vida, las cosas se habían vuelto simplemente imposibles. Era alguien que conseguía volver su mundo patas arriba y hacerlo suyo, así fue y ella se arrepintió de no poder hacer nada al respecto. De ser tan débil, ante alguien que podía destruirla en cualquier momento y aún peor, tener sentimientos hacia él.

Todo aquel borrón de problemas era un ciclo interminable que llevaba sobre sus hombros día y noche, prestándole una confianza y seguridad en si misma casi inexistentes para poder controlar lo que no podía. Y, a pesar de que todo aquello sonara tremendamente dramático y horrible, ____(TN) se lo tomó con filosofía. Sintió que tenía lágrimas que desperdiciaría más tarde, era un momento de digerirlo y tomar su parte de responsabilidad:

-Bueno, no me queda de otra tampoco -miró al gato, sujetándolo de las axilas- No me voy a quedar aquí para siempre.

Se levantó con rapidez y aspiró cerrando los ojos. Sabía muy bien que si quería solucionar algo debía ser fuerte, muy fuerte. Dejar a un lado el victimismo y la despreocupación era algo, no nuevo, pero si desafiante. Ahora que ya tenía en conocimiento sus fallas, quería dejarlas a un lado de una vez por todas más quería convencerse del todo:

-“Ojalá tuviera más tiempo…” – pensó- “Tendré que ir improvisando sobre la marcha”

No tenía muy claro qué dirección tomar a continuación, mas el gato se entrelazó entre sus piernas para después, caminar en dirección a la ciudad maullando y observándola de vez en cuando. Aquel felino cada día conseguía sorprenderla de una manera completamente distinta y algún día suponía que averiguaría su secreto, por ahora, solamente le quedaba correr tras el animal hasta un disimulado tunel oscuro. Ambos se miraron entre sí, nuna vez más debía dirigirse hacia la Asociación de Monstruos, esta vez, con el gato a su lado, emprendiendo el rumbo.

Su torbellino interior, se arremolinaba ante la verdad de sus sentimientos, y sin saberlo, también afectaba al Cazador.

Él seguía deambulando por la faz de la tierra, o más bien, por los interiores de esta. Ya había logrado su cometido, acabar con Ripper. Unos golpes sorpresivos bastaron para reducir su cuerpo a gasas de tela inanimadas, y se preguntó si aún, su amada y el mocoso seguirían con vida. Aquellas preguntas sin respuesta lo molestaban y con razón.
Desde que a su corta edad, tomó la decisión de volverse más fuerte, nada más había tomado importancia para él. Sus alrededores se volvieron borrosos con el tiempo, y solamente veía su objetivo con el orgullo del corto camino que quedaba. Sin embargo, alguna que otra vez un pensamiento débil asomaba en la soledad; qué pasaría después de llegar a la cima.
Había dejado a su familia atrás hacía tiempo, sus padres no pudieron seguirle el ritmo y no apoyando su idea de desvivrse por luchar. No tenía amigos y tampoco los necesitaba, le gustaba su soledad aunque, en el silencio más profundo, se negara a reconocer que necesitaba de otra voz aparte de la suya. Aquel sueño llevaba años aislándolo, incluso de sí mismo. Aquel niño sensible que una vez fue, se refugiaba tras la máscara del gran Cazador. Permitiéndose ser dominado por su alter ego, quién ansiaba la victoria a toda costa, llegando a cegar su juicio en varias ocasiones y apartándolo de las personas que tal vez, podían llamarse amigos.
Fue entonces que, en el día cómo otro cualquiera, una chica apareció a su lado. Al principio no supo qué debía hacer exactamente, pero su curiosidad lo acechaba desde el inconsciente y no pudo retenerse. No sabía cómo, ni porqué, pero ella chocó contra su mente con una fuerza abismal. Le costaba comprender qué la diferenciaba de cualquier otra persona. Y entonces, solo se permitió mirarla. No había hablado con una chica en su vida, si contaba alguna pregunta a empleadas del supermercado. Su inexperiencia tiraba por los suelos toda aquella imagen intimidante que se había labrado por años pero no podía luchar contra su joven corazón.
El juego de las miradas, parecía recíproco y se extrañaba de lo tenso, agitado y ansioso que podía llegar a estar, todo a la vez, aunque no se apreciara externamente. No obstante, cuando él ya se había acomodado, fue expulsado del dojo por el mismo Bang, tras percatarse del robo de su pergamino con importante información sobre su técnica secreta.
Garou se propuso olvidarse de la supuesta chica y rápidamente volvió de nuevo con su plan original. Se martirizó, por supuesto, tras dejar que el polvo se acumularse sobre su objetivo y decidió pasar a la acción de una vez por todas. No obstante, no esperó conocer a un niño llorón que a duras penas le recordaba su niñez, y aún menos, encontrarse a la chica a la que tanto quiso conocer. Como dos velas en la oscuridad, se encontraron, y tras unas palabras, pareció que todas las piezas del dominó se alineaban para caer inevitablemente, un majestuoso camino que el destino les entregaba. A pesar de que quisieran alejarse, algo ocurría para atraerlos cómo imanes de vuelta a sus lugares correspondientes, dejando de preguntarse nada para dejarse caer en la sensación que era tenerse el uno al otro.
Ambos descubrieron cosas del otro que los acercaron aún más. Ambos estaban rotos de alguna manera, y de sus interiores afloraba el amor más genuino. No obstante, habían cosas que se ocultaron y eso dejó a la vista que no estaban siendo 100% ellos mismos con el otro. Temían romper en pedazos la simple, aunque pura relación que tenían entre manos, a pesar de que ni siquiera supieran definirlo enteramente, florecía y se propagaba como una mala hierba sin control.
Mas por alguna razón, era complicado olvidar, y aún más sabiendo que se estaban autodestruyendo por separado.
Tal vez sus prioridades habían cambiado, tal vez se lo había pensado mejor y ahora las cosas habían tomado una forma distinta. Garou sentía que lo que estaba haciendo no era tan satisfactorio como antes lo fue una vez. Había algo más. Algo que no lograba identificar concretamente, enfureciéndolo. Avivando la llama de la ira, se dirigió con pies firmes hasta el corazón de la Asociación de Monstruos, después de derrotar a quien fuere que se encontrara por el camino, para verse cara a cara con el tan esperado Gyoro Gyoro.
Sus poderes psíquicos no lograron retenerle por mucho tiempo y tuvo que pedir ayuda a Orochi, dónde desgraciadamente fue derrotado una vez más. No sin antes ofrecer una resistencia envidiable ante tal ser, cosa que fue sorpresiva hasta para él mismo mas ante tanto despliegue de poder, la palabra muerte apareció en su consciente.








He aquí el esperado capítulo, espero que os guste mucho. Me es complicado hablar desde el punto de vista de ambos y después describir eventos pero por fin se está encauzando todo para, dentro de poco, llegar al final.

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La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora