Capítulo 15

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En los días siguientes del hospedaje, todo volvió a su tranquilidad rutinaria. No tenía mucho que hacer durante el día, sin embargo sabía cómo entretenerme aunque había adaptado inconscientemente una nueva rutina a mi horario; encontrarme con Garou.

No tenía la necesidad de verlo todos los días pero era agradable encontrarme con él y ni siquiera me esforzaba por estar ahí. Prácticamente salía a pasear por donde fuera y nos encontrábamos sin más. Y hoy, pasó lo mismo aunque de una manera un tanto diferente. Comparándolo con la semana pasada, se estaba atreviendo a comentar cosas personales. Poco a poco, hablado más de sí mismo al igual que yo:

-¿Quieres probar las cookies que he hecho? -dije a la vez sacaba una bolsa transparente atada con un lazo rojo. Él asintió, curioso- Toma.

Nos sentamos debajo de un enorme árbol, en el césped. Su cara no tuvo precio al probar un bocado de la galleta, una combinación especial de emociones que no quería que se borrara mi mente.

La conversación fue fluyendo sola hasta cierto punto:

-¿En serio has pasado por 18 dojos antes del de Bang? -pregunté anonadada-

-Si -sonrió orgulloso, en un tono exagerado- Aunque no te lo creas, tienes a un genio delante tuyo.

Una pequeña risita se escuchó por mi parte, Garou y su ego eran un verdadero show. Usualmente ese tipo de comentarios me hubieran sentado como una patada en el estómago, sin embargo tenía en claro que él en cuestión, bromeaba:

-¡Eh! ¿De qué te ríes? -dijo entre risas, ya era difícil que alguno de los dos se ofendiera-

-De nada... -pronuncié de forma inocente- No entiendo como me puedes hacer reír con cosas tan simples.

-No lo sé, en realidad casi ni me esfuerzo y, sin más, comienzas a reír -me miraba de una manera intensa y ante aquello, comencé a oír mis propios latidos- ¿Sabes? Nunca antes había tenido una relación cercana con una chica, temía que fuera difícil y que al final terminaran riéndose de mí.

-Oh, ¿Enserio...? -hice una pausa, no sabía que tenía ese tipo de inseguridades, lo que me llamó la atención y quise asegurarle mis intenciones- Yo lo último que deseo hacerte es daño, créeme.

Unos segundos de silencio fueron necesarios hasta que él volvió a hablar:

-Tenía la certeza de ello, no sé cómo pero...así lo he sentido desde el principio -podía ver un profundo universo en sus ojos aún por descubrir, mientras me miraba con una mirada tierna que le era correspondida-

-¿Cómo es que no has hablado con ninguna chica en todos estos años? -mi curiosidad se estaba haciendo de cuerpo presente con bastante fuerza, haciéndome decir cosas que sólo habría pensado- Me cuesta creerlo porque al verte en el dojo, había dado por hecho de que tenías a muchas chicas persiguiéndote.

Era verdad, lo pensaba. Y por alguna razón aquello me hacía sentir rara. Una sensación que no podía describir, que me dejaba pensativa. Su manera de mirarme tenía una expresión confusa y eso debería haberme avergonzado bastante, sin embargo mi mente se dispersaba en el cielo del atardecer haciendo que me sorprendiera de mí misma:

-¿Eh? -su voz se quedó resonando en el aire. Mi cuerpo estaba relajado, cómo si yo no hubiera dicho literalmente nada- Pues...En realidad no, cómo siempre estuve enfocado en mi objetivo.... Y si en algún momento las habían, no les presté atención. A excepción de ti, por supuesto.

-¡No hagas que me sonroje! -era como un taladro abriéndose paso para dar en mis puntos débiles. Puse mis manos en mis mejillas para evadir hablar de ello y seguí con la conversación- ¿Y cuál es tu objetivo? Si se puede saber.

La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora