Capítulo 40

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Tal vez no tenía derecho, era todo la gran avalancha que habían provocado mis decisiones, aunque fue inevitable. Llorar era lo que desesperadamente necesitaba hacer, a pesar de que fuera algo inútil y probablemente catastrófico en aquel momento que requería concentración absoluta. Fue entonces cuándo lo vi.

Las paredes de energía que retenían a Garou glitcheaban por momentos, dejando agujeros en algunas zonas que aparecían y desaparecían con rapidez. Varios escombros, piedras, ramas e incluso árboles, levitaban erráticos mientras la tierra bajo mis manos temblaba levemente.

Genos gritó, en un intento de advertirme, pero ya era tarde. El Cazador había escapado velozmente de su prisión con potentes golpes y patadas que le habían abierto un hueco suficientemente grande por el que poder escapar, antes de que todo se deshiciera cómo polvo tras de sí. Todo se precipitó al suelo de una sola vez, significando que el hilo se había roto. Cuando por fin había logrado controlar lo incontrolable, volvió a desvanecerse.

Garou a una velocidad alarmante había escapado, agarrándome en un salto que me desequilibró y revolcadonos por suelo hasta parar unos metros más allá, dónde se había quedado a horcajadas sobre mí. Genos ya nos estaba apuntado con su mano incandescente, mas al estar yo en la escena le era imposible disparar y no darme a mí en el proceso.

Una mano en forma de puño se posicionaba junto a su faz dispuesta a herir con furia, apretando sus dientes con la mirada fija en mis ojos, taladrándo todas mis barreras mentales que podía. El tiempo pareció paralizarse en aquel segundo, y solamente tenía esa imagen; Garou, sus ojos ámbar acuchillado los míos con rudeza. En ese momento lo demás ya se había desvanecido para mí y, esperando ser noqueada por el Cazador, dejé de pensar. Mis lágrimas brotaban sin control y a pesar del fastidio que sentía por ello, mi vista se volvió un poco más nítida revelando una imagen esclarecida de él; su cara ensangrentada, su ojo derecho completamente teñido de rojo al igual que su pelo...

Me recorrió un escalofrío, todo parecía durar demasiado tiempo y mi culpa no dejaba de crecer llegando a pensar que había dejado de respirar. Sentía la tensión de Garou que me desesperaba poco a poco y a la vez, me intrigaba su indecisión. Queriendo ver qué es lo que realmente le sucedía, levanté mi mano del suelo, queriendo agarrar su puño con sumo cuidado, esperando poder entrelazar mis dedos con los suyos, si podía.

Sin embargo, en un pestañeo, una rodilla se clavó en su mejilla. Era un golpe seco que había hecho un ruido espantoso, que además había lanzado a Garou lejos de mí. Estaba asombrada, mas algo en mi interior no incitó a hacer ningún movimiento, ni siquiera, el de levantarme.
Genos se acercó a mí con prisa poniendo una mano en mi espalda, ayudándome a sentarme mientras preguntaba con insistencia. Mi cerebro no salía de aquel bucle de sentimientos, alguna que otra vez me había pasado pero en aquel instante era intenso, seguía inmersa en el pasado.

Después de que el Cyborg insistiera en encontrarse con mi mirada perdida, por fin pude contestar y ser ayudada para ponerme de pie, reparando en una mano envejecida que captó mi atención de una manera abismal:

-No temas querida, mi hermano ya se está ocupando de Garou -me giré al instante hacia el lugar dónde ambos se encontraban- Con vuestro permiso voy a mantenerme cerca de esos dos.

-"Oh no…Bang" -con rapidez asentí y volví a fijar la mirada en ellos-

-Yo jamás te enseñé a herir a una dama -inquirió Bang preparándose para atacar una vez más. Garou se mantuvo concentrado y en pleno silencio-

Genos se mantuvo a mi lado en todo momento, e incluso se había arrodillado para que pudiera sentarme adecuadamente en su rodilla, a la vez que escrutaba mi piel en busca de rozaduras insignificantes. Aunque pronto, se sumó como otro espectador más a la disputa entre los maestros y el peliblanco. Era complicado, por no decir imposible, esconder la preocupación que sentía por ambas partes...No solamente por ser él, Garou, sino también por su estado actual, y por ello, tendía a centrar mi atención en él.

La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora