Tenía los ojos cerrados cuando oí una voz en la habitación:
-____(T/N) levántate, ya es la hora.
-Arg...-me revolví en la cama hacia el lado contrario- que asco tener que levantarnos a estas horas.
-A mi tampoco me encanta la idea, pero tenemos una misión.
Mi hermana había entrado por la ventana de mi habitación, habíamos formado un mutuo acuerdo de no tener las llaves de la casa de la otra, para más privacidad. De todos modos, yo siempre dejaba la misma ventana sin cerrojo para Tatsumaki. Eso me parecía mucho más legal que dejar todo asegurado y que, con su psicoquinesis, abriera la puerta principal y entrara, lo que habíamos prohibido hacer, a no ser que fuera una emergencia.
Mi hermana había dejado de hablar, dejando tiempo a mi mente para volver a su estado REM:
-¡Imooto!
-¡Ahora si que no...! -me puse boca arriba para levantarme sin embargo, mi cuerpo se encontraba en un enorme estado de relajación y parecía no querer salir de este-
No me gustaba que me llamara Imooto y ella lo sabía, pero para provocarme, lo hacía. Me volví a quedar dormida boca arriba:
-¡Despierta! - dijo mientras se tiraba en plancha encima mío, mis abdominales se activaron provocándome un poco de falta de aire-
-Que bruta...-se me escapaba la risa- Vale, ya está. Ya voy.
Posicionó sus manos y rodillas en la cama, dejándome dar una gran bocanada de aire y se recostó a mi lado. Intenté impulsarme para sentarme sin embargo Tatsumaki me puso una mano en la cintura y me forzó a recostarme de nuevo.
Me giré para quedar frente con frente y abrazadas, cómo cuando éramos niñas:
-Que recuerdos...-no necesitaba abrir los ojos para saber que sonreía conmigo-
-Es un poco diferente ahora que tenemos más diferencia en altura pero sigue siendo igual de agradable -me dio un beso en la frente- aunque ahora mismo hay que irse.
Suspiré:
-Lo sé...Te quiero One-san.
-Yo también -nos quedamos así un rato- vamos, nos queda poco tiempo.
Finalmente nos levantamos, me preparé y salimos volando por la ventana para llegar lo más rápido posible al aeropuerto, dónde un avión de carga nos esperaba. Era enorme y parecía pesado, no me gustaba la idea de volar en el pero tuve que opacar esos sentimientos para ir al lugar de la misión.
Tras 2 horas de un aburrido vuelo por la estepa siberiana, llegamos al lugar indicado. Nos posicionamos en la plataforma escotilla, que se abrió a la señal del piloto dejando entrar un viento huracanado. Nos dejamos caer, volando hasta un gigantesco dinosaurio perdido entre las montañas.
Al llegar al suelo Tatsumaki parecía molesta:
-¿ Y quiénes sois vosotras? -preguntó el dinosaurio-
Mi teléfono comenzó a sonar. Miré la pantalla, era la asociación:
-¿Hola? Dígame -se hizo el silencio por parte de mi hermana que me miraba de reojo-¿¡Eh, cómo que volvamos?!
-¿¡Qué?! ¡Dame eso! -Tatsumaki explotó e instantáneamente agarró el teléfono de mi mano- ¿¡Fuisteis vosotros los que nos dijisteis que había un monstruo rarito en el radar y nos dejó aquí?!
-¿Un rarito...? -le miré de reojo con cara de odio, si se atrevía a tocar a mi hermana se las vería conmigo-
-Si, estábamos a punto de empezar... -el monstruo comenzó a presentarse mientras ella seguía a lo suyo- ¿¡Problemas?! ¿Y qué? Esos no son mis asuntos.
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La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)
RandomEl pasado nos marca de maneras buenas o malas indistintamente y al crecer esos sucesos nos hacen reaccionar a situaciones que se nos presentan en la vida de distintas maneras. Aquellos recuerdos escondidos en lo más profundo del inconsciente acaban...