Capítulo 24

1.3K 147 37
                                    

No podía ver nada, no era una oscuridad total pero la poca visión me provocaba un poco de ansiedad:

-"¿¡Qué es esto?!" -pensé mirando de lado a lado, concentrada en detectar el más mínimo movimiento por entre las sombras- "Esto parece humo..."

En cuanto llego esa idea a mi mente, tuve que taparme la nariz ante el apestoso y penetrante olor. Mis ojos empezaron a irritarse y no tuve que pensármelo antes de correr sin dirección alguna en busca de una salida. Agachaba la cabeza intentando respirar el poco aire que quedaba mientras corría desesperada por salir de allí.

Cuando mis pulmones ya no podían soportar la falta de aire, finalmente di con un claro dónde pude desplomarme, brindar a mis pulmones lo que necesitaban y secar mis ojos irritados. Tras unos largos minutos al fin pude observar el entorno; la humareda parecía formar una cúpula de grandes dimensiones, era obvio que todo aquello no era obra de la naturaleza.

Mientras analizaba mis alrededores pude sentir una débil pero firme presencia que se asomaba con lentitud, me puse en posición de ataque en dirección a la presencia. Por entre la oscuridad, unos ojos blancos con un iris negro me miraban desde lo alto. Un segundo después pude verlo con más detalle. Parecía un personaje de terror, ramas quemadas entrelazadas entre sí conformaban su delgada estructura corporal midiendo alrededor de 4 metros mínimo y era una realidad, era amenazante o al menos lo parecía:

-No eres la persona que esperaba -tomó aire, cómo si le costara respirar- Pero servirás cómo mi primera víctima.

Su voz era demasiado profunda, y aunque por fuera mostrara una apariencia bastante intimidatoria, sus movimientos y expresiones parecían casi pacíficos:

-Mi nombre es Mori no Kyuseishu (El salvador del bosque) y vengo a vengarme de vosotros, la raza humana, quiénes destruyen todo a su paso -su semblante se volvió más serio y rígido- Ahora me toca a mí devolver el golpe. Miles de incendios, desperdicios y contaminación de todo tipo acaban en los bosques, y yo mismo como biólogo, no pude soportar tanta destrucción. Por eso, el destino me ha dado el poder de castigar a los pecadores...

Miraba sus manos con detenimiento:

-¡Incluso si tuvieras razón esta no es la mejor manera de resolver las cosas! -quise imponerme, incluso si era en vano- No todos somos malos e incluso podríamos ayudar a la causa.

-Mientes...Los que pretendéis ayudar no sois más que unos hipócritas. Un intento fallido de bondad para mejorar ante la sociedad. Solamente sois una plaga, y a las plagas hay que exterminarlas. Para tu suerte, ¡Serás la primera en probar mis ataques!

Con un simple pero ágil movimiento de su brazo, creó una gran columna de humo oscuro que envió en mi dirección, más densa de lo normal. No me había dado tiempo a reaccionar y solamente pude proteger mi cara con las manos, esperando que el ataque afectara lo menos posible a mi rostro. Sin embargo, al abrir los ojos tras unos segundos de espera, pude ver cómo un escudo de energía desviaba el golpe a centímetros de mi rostro. Mi propio poder me estaba protegiendo:

- "Supongo que no tengo opción" - pensé al respirar tratando de calmar mi mente para centrarme-

Aumenté el tamaño del escudo para después, emitir una onda de energía en la dirección de Kyuseishu, alterando también parte de las paredes que nos rodeaban. Su rostro no cambió y hasta pareció complacido:

-Tus poderes son muy similares a la explosión que sentí hace poco -no tenía ni la menor idea de que era capaz de esbozar una mueca parecida a una sonrisa, y daba miedo- Al parecer no eres tan débil cómo imaginaba.

No tenía más opción que obligarme a usar estos poderes que tantos problemas me daban para salir de esta situación. Él comenzó a lanzarme sus ramas afiladas, uno tras otro sin descanso y con bastante fuerza, teniendo en cuenta que eran ramas. Sentía mi escudo fallar y debilitarse con cada golpe. No podía quedarme quieta solamente recibiendo, así que decidí esquivarlos y deshacer el escudo ya casi inútil. Al principio parecía fácil e incluso mi contrincante pareció burlarse de verme correr cómo un animal asustado, sin embargo tras la pequeña risa su faz cambió radicalmente y con este, lanzó otro nuevo ataque. Creó varios cúmulos de humo, esta vez con un extraño tono rojizo que explotaban simultáneamente:

La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora