Capítulo 45

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Caminaban uno delante del otro y sus mentes se confundían a cada paso. Las miradas bailaban sin quererlo, y sus corazones latían por la fuerza de la incertidumbre, gritando por volver a ser. El hilo dorado del destino los había atrapado desde el primer instante, aquel cordel había cambiado su longitud en varias ocasiones, y a pesar tanto de vientos huracanados como de mareas tempestuosas, era algo que estaba escrito, inquebrantable. El horizonte estaba marcado por la niebla espesa, y lo poco que se podía divisar eran bosques espesos. Lo que no pensaban en mirar era el sol, que volvía a salir cada mañana a iluminar su caminar.

-La Autora

Garou se dedicó a mantener su mente en blanco, y eso le ayudó de gran manera. Haberla mirado a la cara le retorcía las tripas, aunque simplemente lo acatara al hambre. Una pequeña tensión nació en sus mentes ante el compás de sus pasos. Había mucho que decir, pero ninguno se atrevía, dolía pensar en las consecuencias. Aquel incómodo momento era lo mejor que tenían.
Cuando por fin llegaron el peliblanco se detuvo en seco en un local, ahora sin letrero, sin embargo, desde lejos ella lograba divisar un pequeño establecimiento parecido a una farmacia. Este, logró deshacerse de un pedrusco que bloqueaba la entrada de una simple patada. Aquello no pasó desapercibido para la fémina, se hacía más fuerte por momentos, y eso la enorgullecía en parte. No obstante, se obligaba a sí misma a no hacerse ilusiones. Quiso seguir al chico, mas ya había salido de nuevo en dirección a otro lugar:

-Toma – lanzó. Sus manos habían logrado atrapar un botiquín de tela que casi se le desliza de los dedos ante tal sorpresiva acción por parte de su enamorado-

La chica se encontraba paralizada, no supuso que querría ayudarla y eso quebrantó su esquema mental. Se había quedado mirando el objeto, para entonces Garou se distanciaba a paso lento y su corazón no pudo soportar latir e silencio ni un segundo más:

-¿E-Eh!? -sus cuerdas vocales parecían dormidas, pero pudieron pronunciarse y giró su cabeza en su dirección, para correr a pasos cortos para alcanzar al peliblanco- ¡Garou, espérame, necesito hablar conti-!

-No quiero hablar -dijo cortante, ella mermó el ritmo para volver a estar detrás del chico-

No quería rendirse, pero la tristeza en su interior se hacía hueco entre la oportunidad de hacer algo para bien. Sin embargo, siguió:

-Ya lo sé -habló por lo bajo con una sonrisa triste que solo ella podía ver- Supongo que ya no vale mucho lo que pueda decir, pero quiero que lo sepas, a pesar de que no se si me estás escuchando. Esta vez -Suspiró- Sin filtros, sólo la verdad.

Silencio. Nadie había dicho nada más, y prosiguió sin más dilación. En el aislado paraje se habló de todo, de los detalles que se obviaron, las historias tragiversadas y toda la verdad. No obstante, a mitad de monólogo, unos gritos y un poco de barullo, llamó la atención de la pareja.
A lo lejos, se veían disturbios. Gente con megáfonos, bandanas y gafas de sol que mantenían bajo secreto su identidad. Entre gritos de megáfonos y pancartas con grandes letras se podía divisar su causa; La inevitable alianza con los monstruos. El ambiente era destructivo a su alrededor, atacando a todo transeúnte y gente que pueda tener alguna opinión obtusa al respecto e imponiéndose de todas las maneras.
Ella, en un momento de angustia, quiso intervenir en la batalla campal que había comenzado mientras pasaban desapercibidos. Ella quiso salir de su línea tras el chico, y así lo hizo en un traspié:

-No vayas -advirtió mirándola por el rabillo del ojo. La chica entre paró para mirar a ambos objetivos- No pararan aunque lo intentes – se dio la vuelta y prosiguió-

La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora