Capítulo 8

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Entré lo más rápido que pude a casa con el cuerpo de Garou levitando tras de mí. Cerré la puerta, cansada y preocupada de que alguien hubiera tenido la oportunidad de ver algo... Me asomé a la ventana. Nada, oscuridad y silencio. Perfecto. Entré por la puerta de cristal y, de repente, me vino a la cabeza la conversación con Saitama:

-¡Oh! Ahora que me acuerdo tengo que avisarle de que he llegado a casa -cogí mi móvil y me senté en el sofá mientras posicionaba al Cazador enfrente a mí en posición horizontal-

-"Te harás llamar monstruo, pero no puedo evitar verte cómo un héroe para aquellos que se han acostumbrado a ganar" -pensé esperando a que contestaran-

Tras hablar con Genos y asegurarle de que todo estaba bien, me dirigí a mi habitación para ponerme el pijama para más comodidad. Seguidamente entré al cuarto de invitados para dejar a Garou en la cama.
Aparté las muchas almohadas y sábanas, y tras quitarle los zapatos, finalmente pude recostarlo. Me senté en el sillón blanco que había junto a la cama para mantenerlo vigilado, sin embargo tras unos minutos el sueño se fue apoderando de mí. Me acomodé mejor en el cómodo sillón, lista para dormir....

Al despertarme, me desperecé y enfoqué mi mirada hacia al Cazador que se encontraba todavía en la misma posición que lo había dejado la noche anterior, lo que me preocupó. Temía que Saitama le hubiera proporcionado un golpe crítico. Toqué su rostro y lo giré hacia mi contemplando si respiraba. Suspiré aliviada al notar su suave respiración.

Inmediatamente me puse manos a la obra para cumplir con mi rutina, vestirme y preparar un desayuno para dejarle a mi inesperado invitado en la cama. Elegí ponerme un ajustado suéter de color granate con un angosto y pronunciado escote en V con unos jeans pitillo con un color desgastado que parecía blanco.
Más tarde, fui a la cocina a preparar unos huevos revueltos salpimentados con tostadas, un té verde y un zumo de naranja, todo colocado en mi bandeja de madera para llevármelo conmigo.

La habitación de invitados la había decorado yo misma en tonos crema, marrones e incluso naranjas. Las paredes tenía un papel pintado a rayas verticales muy sutil que le daban un aire tranquilo a la estancia junto con la ventana, que daba mucha apertura. Dejé la bandeja en la mesita de noche negra apartando un poco la gran lámpara y abrí la ventana dejando que volaran las cortinas al viento.
Me masajeé la nuca, dormir sentado no era muy natural y ahora se notaban las consecuencias.
Volví a acercarme a Garou quién tenía el rostro mirando al techo y me incliné hasta quedar frente a él, cuando repentinamente abrió los ojos y nos quedamos unos segundos sin decir nada:

-Hol...-sin dejarme terminar, apretó y tiró de mi suéter por el cuello para acercarme a su cara, entretanto apoyaba su codo en la cama. Al llevarme hacia adelante no tuve más remedio que apoyar mis manos a ambos lados de su cuerpo para no caer encima de él-

-¿Quién eres y dónde estoy? -sus ojos parecían cuchillos en aquel momento, estaba confuso-

-H-Hey, v-vamos tranquilízate por favor...-me había puesto nerviosa. Al agarrarme de aquella manera me estaba cortando un poco la respiración y tenía que contenerme bastante para no usar mis poderes- ¡T-Tú me conoces, ayer estuvimos hablando en el parque!

-Ah, la amiga del mocoso -cesó su agarre e instantáneamente me senté en la cama, palpándome el cuello y respirando agitadamente-

-"Ha faltado muy poco para que pierda el control..." -pensé-

Garou se había sentado a mi lado en la cama, cómo si nada hubiera sucedido:

-Y... ¿Dónde estoy? -preguntó desinteresado mirando a todos lados-

-¿Qué? - pronuncié anonadada, mirándolo fijamente entrando en cólera- ¿¡Después de haberte traído a mi casa, estar pendiente de ti toda la noche y prepárate algo de comer me das las gracias ahogándome, y además te das el lujo de ni siquiera disculparte!?

La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora