Capítulo 43

541 62 24
                                    

Mi estómago se encogía por segundos y la tensión en todo mi cuerpo irradiaba un calor sofocante. Si no me quedaba allí, seca de un ataque al corazón, lo habría aceptado perfectamente. Era algo que me ahogaba y tampoco dejaba que tuviera en mente otra cosa. Fue entonces cuando descolgó el teléfono:

-He cogido el teléfono solamente porque mi hermana me lo ha pedido, así que más te vale ir al grano y decir algo útil -habló con contundencia mientras yo la miraba fija, advirtiendo que esas no eran las mejores maneras-

-T-Tatsumaki escúchanos -su voz se entrecortaba, parecía nervioso y asustado- No q-queríamos mole-estarte...

-Tarde -cortó las palabras del hombre con una cara seria-

-P-Perdónanos por f-favor, simplemente queríamos otorgarle a Nymph una tarea.

-¿¡Cómo?! -mi hermana se alteró muchísimo- Mira...

Antes de que pudiera hablar de más, agarré su brazo para calmarla y, por suerte, funcionó:

-Señor, déjeme a mí -habló una voz por en la lejanía de la llamada- Nymph, estamos en estado de alarma. Varios puntos de la ciudad han sido atacados por monstruos de todo tipo y, como ya sabrás, varios de nuestros héroes están en camillas de hospital.

El silencio me rodeó por completo. Su densidad asfixiante me obligó a tragar en seco, casi con ganas de vomitar en el acto. Realmente, no había sido un instante en el tiempo, la conversación había seguido pero ya era tarde, ya había conectado todo nuevamente:

-Tres, dos... -contó mi hermana, posicionando su dedo para colgar terminada la cuenta atrás-

-¡Q-Queríamos posponer todo esto hasta que toda la situación se normalice! -gritaron desde el otro lado. Sin embargo, eso no hizo cambiar de opinión a la chica de pelo verde mas se mantuvo a la espera, dejándolo continuar- La cuidad necesita de vuestros servicios.

Tatsumaki cortó la llamada definitivamente, guardando el teléfono para casi olvidarse de su existencia. Sabía de antemano que aquello me había afectado. La energía de la estancia se había tornado densa, algo que no nos pasaba entre nosotras.
Y era una verdad grande como un templo, aquellas palabras habían calado hondo en mi interior. Se repetían en imágenes en mi cabeza, recordándome que no todo estaba bien. Que mi hermana me había calmado los nervios pero la situación seguía ahí, atormentándome. Ingenua había pensado que las cosas podrían estar medianamente bien cuando en realidad, mis amigos ahora me estarían odiando. Y no los culpo, es algo que hasta yo haría si me pusieran en su lugar.
Tatsumaki...era extraño que conservara la paciencia ante tal estropicio. Ella siempre tendía a estar de mi lado, pero jamás había llegado hasta este punto. Un punto en dónde lo había hecho mal desde el minuto uno hasta el minuto cero, y es que era una cuenta atrás que no se detenía ante nadie. Siempre me dije a mí misma que las mentiras no suelen llegar muy lejos, aunque yo misma hubiese caído en su encanto. Había surcado tantos obstáculos con esa excusa que cuando me tropecé, todo se estampó conmigo en el suelo y todos estaban ahí para verlo.
Y ahora debía enmendar el daño, el agujero de la desconfianza, de la traición. Ahora mis sentimientos eran lo de menos. Los demás estaban en peligro, algo preocupante en toda la extensión de la palabra, mas un rayo de esperanza surcó en aquel mar enrarecido:

-"Tal vez, y solo tal vez, si consigo ser de ayuda ahora...Puede que me escuchen al momento de disculparme" -pensé en un intento de conservar la sanidad mental, no demasiado convencida del resultado-

La Verdadera Fuerza (Garou y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora