El hombre misterioso

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Domingo, 28 de marzo de 2021

"Ella se encontraba ahí, sentada sola en una banca del parque que tanto le gustaba. Miraba a su alrededor asombrada de los colores de la primavera que se reflejaban en los hermosos árboles que florecían.

Alisó con sus manos la falda de su vestido blanco con flores, se veía completamente hermosa, al igual que la vegetación, ella también estaba floreciendo con la llegada de aquella estación del año.

Había tenido un otoño horrible y un invierno en el que estuvo a punto de perder todo, hasta su propia vida por un hombre que la había llevado al mismo infierno disfrazado de cielo.

Aquel  hombre había sido su perdición y quien la había dejado en medio del abismo agonizando. Cuando ella pensó que no podría salir de aquel oscuro agujero, alguien apareció como una tenue luz a su alrededor.

Para su sorpresa, aquel nuevo hombre que encontró en su vida no le tendió la mano para sacarla de ese hoyo, sino se había acostado a su lado viendo juntos la luz de la salida. Él le había dicho que no era un príncipe o un caballero con armadura de plata reluciente que la liberaría de aquella maldición que poseía y que ella no era una princesa a la que rescatar, en cambio le explicó que la única persona que podía ayudarla era ella misma.

Mientras se encontraban acostados esperando el momento en que ella se dijera a sí misma que ya era suficiente, y que era tiempo de continuar, él la tomó de la mano para darle fuerza.

Fue hasta entonces que ella se levantó del frío y mojado piso y le extendió la mano a él para salir juntos de aquella inmensa oscuridad.

El camino no sería nada fácil, ella tendría que atravesar montañas, desiertos y océanos para poder ver el final de la travesía, pero aun así siguió adelante. Cuando creía que ya no podía más, solo le bastaba ver de reojo al hombre que iba a su lado para saber que todo iría bien, que tenía que seguir en la batalla hasta el final.

Aquel hombre representaba mucho para ella durante la guerra, él le cosió las heridas, la incentivó para ir a terapia, pero sobre todo le enseñó que a pesar de las adversidades siempre tenía que continuar luchando.

Con sus besos, sus abrazos y con sus caricias él le enseñó lo que realmente era sentirse amada y puso un límite del que ella ya no podría cruzar, aquella línea era lo que ya no podía permitirse hacer por alguien más, después de él ya no podía permitirse estar con un hombre inferior a este.

Cuando ella ya estaba a punto de salir de la tormenta, él tuvo que irse. Ambos desde el principio habían presentido que lo suyo no duraría toda la vida, por una extraña razón, los dos no podían acabar juntos a pesar del gran amor que se sentían, aun así ella no le reprochó nada, al contrario ella comprendía el por qué tenía que irse y le agradeció cada uno de los minutos que habían pasado juntos.

Cuando él se fue estaba a punto de llegar la primavera, aquella despedida la recordaría ella para toda su vida, sobre todo las últimas palabras que él le había dicho. Le había sugerido que ella ya estaba lista para volver al mundo y que no tuviera miedo de salir a buscar el amor, que algún día llegaría alguien con quien realmente estaba destinada a estar, quien la amaría más que todo y la haría completamente feliz. 

Antes de que él pudiera salir por la puerta, ella le había tomado la mano asustada preguntándole qué pasaría si ella volvía a equivocarse y nuevamente caía al abismo. Él sonrió y acariciándole la mejilla le contestó dulcemente que dudaba que aquello se repitiera, pero que si llegaba a suceder, entonces él regresaría para apoyarla como lo había hecho.

Claro que ella había llorado su partida, lo amaba demasiado porque él había hecho lo que nadie jamás se había atrevido hacer. Sin embargo al tercer día de que él se fuera, ella se levantó de la cama temprano, se vistió con su mejor vestido y luciendo tan hermosa como ella siempre había sido, se animó a ir a su parque favorito, había decidido tomar el consejo que aquel hombre misterioso le había dado.

Como ella había evitado revelar la identidad del hombre que la había ayudado en su crisis, sus conocidos lo habían apodado de esa manera: el hombre misterioso.

Era por él, pero sobre todo por ella misma que estaba sentada en ese momento en aquella banca del parque, ella estaba dándose una segunda oportunidad."

N. 

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