Bitácora de recuerdos

Nada es lo que parece

Jueves, 22 de febrero de 2024

"Respiro profundamente, mientras muestro una sonrisa radiante. Saludo cordialmente a todos a mi paso. La sonrisa en mi rostro se ha quedado un poco trabada de tanto usarla. Cuando llego a mi lugar, vuelvo a respirar hondo, y cierro por unos minutos mis ojos.

Por ese pequeño espacio tomo fuerzas para seguir con la farsa. Un dolor profundo carcome mi alma, aun así, me mentalizo de que debo mostrar a las personas a mi alrededor a una chica feliz, relajada, en pocas palabras perfecta.

En esos minutos deseo poder estar en otro lado, en cualquier otro sitio, excepto en el que me encuentro. Mi corazón me grita que debería estar en casa, llorando mis penas entre las sábanas de mi cama. Desgraciadamente la vida responsable de adulto me ha arrojado a salir de ahí, y continuar como si nada estuviera pasando, como si mis peores pesadillas, mis temores y mis demonios no se hubieran aliado para hacerme la existencia miserable.

Y es justamente en ese momento en que lo entiendo todo. Nada es lo que parece. Vamos por el mundo creyendo que las personas que más ríen son las más felices. Sin embargo, si quitamos todas esa máscaras, quizás nos daremos cuenta de la cruel realidad. A veces, simplemente algunas veces aquella gente que pensamos feliz es la que más sufre, la que reprime sus sentimientos para que nadie se dé cuenta lo que ocurre.

¿Por qué debemos guardarnos lo que sentimos? ¿Por qué la sociedad nos ha inculcado callar nuestras tristezas? Tal vez es el momento de pensar que nuestra salud mental es igual de importante que la física. A lo mejor ha llegado el tiempo en que dejemos a un lado las apariencias, y mostremos nuestros sentimientos, que nos permitamos sentirnos tristes sin culpabilidad.

Y será en ese instante en que nuestros corazones y almas sean por fin libres."

A.K.