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Lunes, 28 de diciembre de 2020

"Las cosas no estaban saliendo como yo las había planeado, nada de lo que había querido se estaba cumpliendo, sobre todo cuando se trataba de ti. Tú seguías apareciendo en mis sueños, en los más hermosos y maravillosos sueños, en los que yo era completamente feliz, sin embargo cuando despertaba me daba cuenta de que ese sentimiento de dicha se esfumaba. Con el paso de los días una ansiedad profunda me invadía y comenzaba a revisar tus redes sociales, esperando que por obra de magia algo te mandara hacia mí, hacia mis brazos, no obstante eso jamás pasaba. Me negaba a creer por completo que entre los dos no sucedería nada y tal vez jamás existiría. Aun así cada noche seguías siendo el protagonista de mi sueños, y por consiguiente de mis historias, de mis pensamientos.

Sabía que tenía que parar, que ver tus fotografías no me hacían nada bien, al contrario hacía que perdiera el control de la realidad, a pesar de ello cada día me esforzaba por dejarte ir, por soltarte de una vez por todas, por mi bien, por el bien de todos. En cambio mi mente me traicionaba y continuaba imaginándote, pronunciando tu nombre, aunque luego me quemara los labios por decirlo.

Había días en que sacaba valentía y fuerza de alguna parte y me alejaba de ti, sobrevivía unos cuantos días sin necesidad de buscarte, aunque cuando creía que podía continuar de esa manera, siempre algo me hacía retroceder, a volver a buscarte, regresar a ese agujero del que estaba queriendo salir, para mi desgracia yo sola era quien volvía a arrojarse, yo misma era quien no quería salir de ahí, a pesar de mi sufrimiento, de mi desdicha. ¿Hasta cuándo permitiría que tu recuerdo me atormentara y arruinara mi vida? Tenía que parar, y tenía que hacerlo de inmediato. Si no lo hacía arruinaría mi vida por completo y viviría encadenada a la sombra de un fantasma."

K. 

Bitácora de recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora