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Lunes, 12 de octubre de 2020

"En la víspera de mi cumpleaños 29, me había dado cuenta que la perspectiva en que veía mi vida había cambiado por completo. La navidad había dejado de ser mi festividad favorita, ahora los cumpleaños eran los días que más apreciaba en el mundo, porque luego de casi treinta años, había aprendido que nunca estabas seguro si llegarías al próximo. Con este pensamiento en mi mente me preparé para disfrutar cada segundo de mi día en compañía de las personas que quisieran estar, tal vez en persona, por alguna llamada telefónica o por un simple mensaje, dejé de preocuparme por aquellas que ni por su mente pasaba esta fecha especial para mí.

Durante todo el 11 de octubre, reí a carcajadas como en ningún otro cumpleaños lo había hecho, abracé a los que tanto amo y disfruté de la compañía de mi familia. Mientras veía las velas encendidas sobre el pastel, traté de pensar en el deseo más maravilloso que quisiera que se me cumpliera, sin embargo miré a mi alrededor y vi a las personas que estaban ahí conmigo, que cantaban sin cesar las mañanitas, algo desafinadas por cierto, y hasta cambiándole la letra de la canción, y me di cuenta que no necesitaba nada más en mi vida. Así que mi deseo fue tenerlas a todas y cada una de ellas por los siguientes años que tuviera la dicha de vivir. Y fue solo entonces que soplé las velas con gran felicidad en mi corazón, emocionada por todo lo que me deparaba el destino, y esperando que fuera en compañía de ellos."

A.K. 

Bitácora de recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora