Propuesta

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Viernes, 22 de abril de 2022

"Él había preparado todo de forma tan meticulosa que pensó que nada podría salir mal, sin embargo no podía estar más equivocado. Desde hacía dos meses había reservado en uno de los mejores restaurantes de la ciudad para una cena romántica, en donde le pediría a su novia que se casara con él.

A pesar de todo las cosas empezaron mal desde el primer minuto en que se levantó de la cama. Primero tiró el café en su camisa blanca, por lo que tuvo que volver a cambiarse, agradeció que la corbata azul que se había puesto no se hubiera manchado puesto que era obligatorio que la llevara ese día ya que esa corbata se la había regalado su futura prometida y era del color favorito de esta.

En segundo lugar llegó tarde al trabajo debido al tráfico y para su colmo su jefe le avisó de una reunión a último momento a las cuatro de la tarde. Respiró profundamente, esperó que aquella reunión no se prolongara más de lo necesario, su reservación era a las ocho y había quedado de pasar por su amada a las siete.

Desgraciadamente como si fuera por cosa del demonio la reunión terminó pasadas las siete, como todo un loco salió corriendo a la casa de su novia, no obstante a medio camino dio un jalón al volante, se estacionó bruscamente y como desesperado buscó entre sus bolsillos la cajita que contenía el hermoso anillo de compromiso que le daría. Luego de casi darle un infarto, recordó que lo había guardado en su mochila por temor a que se le cayera. Se cercioró de que estuviera ahí y con un suspiro retomó el camino hacia el hogar del amor de su vida.

Llegó a la casa de su novia con taquicardia, había visto la hora y ya estaba demasiado retrasado, esperaba que pudieran esperarlo unos minutos, que tuvieran una política de tolerancia en el restaurante. Cuando salió ella a su encuentro, a él por unos minutos se le olvidó todo lo que había sufrido durante el día, en ese momento solo podía pensar en la hermosa mujer que tenía enfrente y a la que estaba a punto de convertir en su prometida y quizás con un poco de suerte próximamente en su esposa.

Ella le dio un dulce beso y él la llevó delicadamente hasta el auto y como todo un caballero le abrió la puerta y le ayudó a entrar en él. No obstante su mala suerte continuaba, un choque en el trayecto los hizo estar varados unos cuantos minutos. Él apretaba los dientes tratando de calmarse, ella lo miraba de reojo y trataba de sacar platica para desestresarlo, pensaba que él estaba así porque siempre había sido muy puntual en todo, desconocía por completo lo que estaba a punto de pasar aquella noche.

Cuando por fin llegaron a su destino, el reloj ya marcaba las ocho y media. Después de ayudarla a bajar del auto, le pidió que lo esperara en las escaleras y caminó rápido hacia la recepción. Luego de casi rogarle a la recepcionista que les dieran una mesa porque habían perdido la reservación, suspiró hondo, agradeció a la persona por sus atenciones y con la cabeza cabizbaja fue hacia su novia. Ella no necesitó ni una sola palabra para saber lo que ocurría y lo miró a los ojos.

- Lo lamento - dijo él a punto de llorar de impotencia.

Ella le sonrió y le dio un dulce beso.

- No te preocupes - contestó ella - Todo está bien - le acarició el rostro.

- Yo quería que esta noche fuera muy especial para nosotros - decía mientras miraba hacia el suelo.

Él pensó que no solo había arruinado su propuesta de matrimonio, sino que también su aniversario de noviazgo pues en aquel día cumplían años juntos.

- ¿Y quién dijo que no era ya especial? - comentó ella levantándole la cabeza para que la mirara a los ojos.

Él confundido volteo a ver a esos dos ojos marrones que le parecían preciosos.

- El simple hecho de que estemos juntos ya lo hace especial para mí.

Él sonrió ante su comentario, sin lugar a dudas había elegido bien, ella era más de lo que él había querido o merecido. Tomó ambas manos de ella y las besó. Se prometió que trataría de mejorar aquella noche, tenía que componer aquel desastre por ella, quería pasar las últimas horas de su aniversario de la mejor manera, solo se enfocaría en eso, el anillo que llevaba en el bolsillo del pantalón podía esperar un poco más, volvería a planear su propuesta de matrimonio para que esa vez si saliera perfecto.

Se dirigieron al café favorito de ambos, en donde habían tenido su primera cita, ahí él se olvidó de todo lo que había pasado horas antes, solamente tenía cabeza para la bella chica que amaba con locura. Después fueron a caminar por el centro de la ciudad mientras compartían un croissant de chocolate.

Bobearon de todo a carcajadas a las doce de la noche por la Plaza Liberación, a pesar de la hora no estaban completamente solos, todavía quedaban algunas personas del ayuntamiento quitando los restos de lo que al parecer había sido un evento de luces.

Frente a ellos se toparon con el majestuoso Teatro Degollado, el cual todavía contaba con luces de colores iluminándolo por el evento que se había terminado unas horas antes. Él la llevó hasta aquel edificio que era el favorito de su novia, sacó el celular y reprodujo la canción de Simplemente tú de Cristian Castro. Extendió su mano hacia ella.

- ¿Me concedes este baile? - preguntó.

- Sí - contestó ella tomando su mano.

Ambos bailaron al compás de la música, para ellos no existía nadie a su alrededor, no les importó que unos policías los vieran como unos locos. Cuando terminó la canción él la besó y entonces escucharon aplausos.

Los dos voltearon y pudieron ver que tenían público, este era personal de una orquesta que había participado en el evento de las luces. Entonces a él se le vino una idea a la mente, dejó a su amada por unos minutos y fue hacia los de la orquesta. Ella no pudo escuchar lo que él les decía, los músicos asintieron y él regresó con ella.

- ¿Me permites otro baile?

- ¿Qué es lo que estás tramando? - preguntó divertida.

- Solamente quiero bailar con el amor de mi vida - respondió.

Ella se sonrojó y volvió a tomar su mano, el personal de la orquesta comenzó a tocar y a cantar la canción Forever my love de Ed Sheeran y J Balvin. Mientras bailaban, él le cantaba la canción y entonces lo supo, aquel era el momento perfecto para lo que había planeado.

A la mitad de la canción la soltó y se arrodilló en una pierna ante ella, sacó la cajita con el anillo y la abrió.

- ¿Me harías el honor de ser mi esposa? - dijo sin dudas, ni temor.

Ella abrió mucho los ojos, unas cuantas lágrimas de felicidad salieron de ellos y dio unos brinquitos de emoción.

- Sí - respondió agachándose hacia él.

Él le puso el anillo y ambos arrodillados en el suelo se besaron. Definitivamente aquello había sido perfecto, más de lo que él había planeado para esa noche. Ahora no podía esperar a que llegara el día en que ambos serían esposos, porque no podía pensar en una vida en que no estuvieran juntos. Quería estar con ella por siempre y para siempre."

N.  

Bitácora de recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora