Años universitarios

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Jueves, 27 de mayo de 2021

"Dicen que siempre regresas a los lugares en donde fuiste completamente feliz, y eso es cierto.

Hoy los miro a ustedes y no puedo dejar de pensar en aquel día de febrero del año 2010 cuando crucé por primera vez la puerta nueve de este maravilloso centro universitario. Ese día llegué con gran nerviosismo y esperanza, sin saber que aquí pasaría los mejores cuatro años y medio de mi vida. Sin temor a equivocarme les confesaré que dentro de las aulas de los edificios F y G conocí a las mejores personas de este mundo, las cuales se convirtieron en parte esencial de mi vida, mis amigos.

La Facultad de Derecho no solo me dejó grandes y valiosos conocimientos para mi carrera profesional, sino que también obtuve fantásticos y sabios consejos de mis profesores, quienes me han guiado desde mis años universitarios hasta la actualidad.

Mientras caminaba por los pasillos y la explanada, mi mente atrajo las maravillosas clases de aquella profesora de Sociología Jurídica, la cátedra magistral de mi profesor de Historia del Derecho, las prácticas entretenidas y a veces difíciles que el profesor de Procesal Penal nos ponía hacer, las divertidas frases del profesor de Derecho Civil y Familiar, los dolores de cabeza al tratar de entender lo que decían mis profesores de Fiscal y Agrario, porque he de confesarles que no eran lo mío, o aquellos exámenes de francés que no me iban nada bien, pero que me divertía como niña pequeña en cada clase.

Sin duda extraño aquellos momentos de estudio en alguna mesa a un lado de la librería del edificio F, que ahora ya no existen. Las divertidas pláticas en el pasto del jardín entre los edificios F y G, y por qué no, hacer histéricamente la tarea que se me había olvidado realizar en las mesas del sótano.

Durante los cuatro años y medio en que convertí a esta universidad en mi segundo hogar, aprendí que el derecho es mucho más que un conjunto de normas jurídicas, es sin lugar a dudas un estilo de vida.

Ahora que soy una egresada de la carrera de Abogado, comprendí que mis profesores tenían razón cuando decían que la vida te reprobaría en la práctica, porque es totalmente diferente a la teoría que recitaba sin problemas semestre tras semestre.

Entendí que la universidad es una etapa que te marca para siempre, para bien o para mal, afortunadamente puedo decir que llevo tatuado en mi corazón el nombre de la hermosa y Benemérita Universidad de Guadalajara con orgullo y que cada día me esfuerzo en ser mejor persona y profesional.

Quiero agradecer a todos los profesores que me acompañaron en esta dura y hermosa carrera, tanto los que me impartieron cátedra, como los que conocí tras bambalinas en los pasillos de este centro y que no dudaban en darme algún buen consejo.

Para terminar quiero confesarles que a mis casi siete años de haberme graduado, entendí aquella frase que reposa sobre el monumento del personaje ilustre con el que se nombró este auditorio, Salvador Allende y la cual he convertido en mi mantra:

"Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica."

A.K

Bitácora de recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora