Otra vez

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Sábado, 15 de mayo de 2021

"Por años pensé que no volvería a escribir ni una canción de amor, porque había dejado de creer en eso. Para mi el amor se había convertido en un mito, una leyenda, y luego de varias piedras con las que tropecé, decidí convertirme en escéptica en este tema.

Me había prometido que no iba a volver a caer, que pasaría el resto de mi vida sola, que no necesitaba de ningún hombre para que me acompañara en mi camino, sin embargo no podía estar más alejada de la realidad.

Justamente cuando no esperaba nada de la vida, esta se encaprichó por hacerme ver que estaba completamente equivocada. Un día cualquiera lo conocí gracias a un amigo en común y aunque solo compartimos el saludo y unas limitadas palabras, algo entre los dos brotó sin darnos cuenta.

Tuvo que pasar un segundo encuentro igual de inesperado como el primero, para poder compartir no solo una plática, sino intercambiar números de celular. Creo que ninguno de los dos pensaba en algo serio mientras intercambiábamos mensajes o hacíamos videollamadas, hasta que nos decidimos a dar un paso adelante y tener una primera cita.

Ambos acudimos aquel día demasiados nerviosos, más de lo normal, nos gustábamos mucho y ninguno quería arruinar el momento. En cuanto nos sentamos en la mesa de aquel restaurante italiano, él vestido de traje y corbata porque acababa de salir de su trabajo, yo con un vestido rojo con zapatillas y labial del mismo color, nos percatamos de que los dos estábamos en guardia, construyendo murallas imaginarias entre nosotros. Yo porque solo quería diversión, pasar un buen rato. Él porque había escuchado aquellos rumores que formaron respecto a mi y mi mala fama.

Sus amigos le habían advertido que no asistiera a la cita, que yo era una chica que solo usaba a los hombres por diversión y luego los botaba cuando ellos ya estaban perdidamente enamorados, le advirtieron que yo le rompería el corazón tarde o temprano.

Tal vez tuvieran algo de razón en su aviso, aun así él estaba ahí, tratando de averiguar si todo lo que le habían dicho sobre mí era cierto, aunque una parte de él quería que fuera mentira.

Luego de unos minutos comenzamos a platicar sobre nosotros y jamás nos dimos cuenta en qué momento rompimos aquel vidrio grueso que nos separaba. Ya no nos importó nada más que nosotros mismos y lo demás fue historia.

Gracias a él pude volver a comprender, adorar y apreciar aquellas canciones de amor que tanto llegué a odiar. Supe que el amor había llegado a mi cuando me encontré escribiendo para, por y a causa de él. Había olvidado lo que se sentía ser correspondida, tener un amor sano. Él me enseñó que no todos los hombres son iguales y que siempre hay un roto para un descocido.

Ahora solo puedo agradecerle a la vida, a Dios, al destino o al karma, como ustedes quieran llamarle, por haberlo puesto en mi camino, también le agradezco a nuestro amigo en común que tuvo la iniciativa en presentarnos. Pero sobre todo le agradezco a él por no haberle hecho caso a las miles de advertencias que surgían a su alrededor, por arriesgarse a conocer lo desconocido, porque solo puedo decir que cada día soy mejor persona para, por y a causa de él."

K.

Bitácora de recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora