|| 𝖲𝗎𝗀𝖺𝗐𝖺𝗋𝖺 𝖪𝗈̄𝗌𝗁𝗂 ||

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Advertencia: Ninguna

— Solo tienes que decirle, ¿qué es tan difícil?

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— Solo tienes que decirle, ¿qué es tan difícil?

Preguntó impaciente una rubia a su lado.

— No creo que te dé vergüenza o te acobardes al final, sé que él de verdad te gusta.

La joven de cabellos negros asintió y volvió a esconder su cabeza entre sus brazos.

El problema no era ser cobarde o avergonzarse al momento de confesarse, sino que ella simplemente no era buena expresando sus sentimientos y eso conllevaría a un —probable— malentendido entre el chico en cuestión y ella.

Suspiró por tercera vez en el descanso y se puso de pie, tomando la carta que guardaba en su bolsillo.

— Solo quiero ser honesta y si me rechaza, bueno, siempre puedo llorar en tu casa.

A pasos rápidos la de orbes esmeralda llegó hasta el susodicho, tocando con una —inusual— suavidad su hombro.

— Rumi-chan, qué bueno verte.

— Suga-san, tenga esto —la muchacha extendió el sobre blanco hacia él y sintiéndose aliviada cuando él lo tomó —. No espero una respuesta, soy feliz con que usted lo sepa.

La menor salió rápidamente de la cafetería siendo seguida por su amiga y dejando a un muy confundido Suga.

Sawamura ya se hacía una idea de lo que significaba esa carta, por lo que solo sonrió dándose cuenta de la situación en la que se encontraba su amigo.

Un amor correspondido.



[...]



Tras unos largos días de evitar a Sugawara, Rumi no tuvo escapatoria cuando él la interceptó cerca de los vestidores masculinos y mantuvo un agarre firme sobre su muñeca.

— ¿Sabes que es de mala educación ignorar a tu mayor cuando te llama?

— Sí, ¿por?

Kōshi rió ante la respuesta de Rumi y en un momento de valentía, la abrazó por la espalda. Por un segundo temió que ella fuera capaz de escuchar el rápido latido de su corazón.

Rumi sonrió y colocó sus manos sobre los brazos de Sugawara, sus mejillas estaban demasiado coloradas y su respiración era pesada debido a los nervios que le causaba la cercanía y acciones del muchacho.

— ¿Quieres simplemente salir? —preguntó Kōshi soltándola poco a poco —. Hoy no hay entrenamiento.

— ¿A comer? —Rumi lo miró curiosa y él asintió, confiado.

— Iremos a comer, puedes escoger el lugar.

La azabache asintió emocionada y lo tomó de la mano antes de arrastrarlo fuera de la preparatoria.

Incluso si aquello no significaba el inicio de una relación, Rumi estaba feliz de no haber sido rechazada.



[...]



Sugawara se dejó guiar por las frías y concurridas calles de Japón hasta llegar al tan ansiado y amado local que la chica frecuentaba a diario. Una muy buena elección teniendo en cuenta lo mucho que a ambos les gustaban las cosas dulces.

La vio saludar con alegría a los trabajadores y tomar asiento en una de las mesas ubicadas en el fondo.

— Rumi-chan —la llamó sonriente.

— ¿Mmh?

Ella no despegó su mirada de los deliciosos dulces que se alzaban llamativos sobre los platos de otros clientes. El jugador se preguntó en qué momento había caído por aquella azabache que —pese a verse frágil— derribó a Tsukishima cuando este le arrebató el último pan de yakisoba.

Sus gestos, su escandalosa risa y la manera tan peculiar que tenía al caminar eran solo una parte de todo lo que había logrado captar la atención de Sugawara.

Sabía lo mala que era Rumi al expresar sus sentimientos o sus ideas, por eso le sorprendió mucho cuando la carta reflejó una buena y coherente redacción. Ya haciéndose una idea de quién había escrito la carta en realidad, supo lo mucho que ella había guardado sus sentimientos, porque Rumi no tomaba una decisión ni se enamoraba de un día para otro.

— Rumi, ¿puedes voltear?

La chica hizo lo pedido e intentó observarlo sin desviarse a algún otro lado, como era su costumbre.

— Escucha bien porque solo repetiré una vez.

Ella palideció, creyendo firmemente que Kōshi la rechazaría luego de haberla acompañado a tan bonito lugar.

— A partir de hoy, voy a tener algo contigo. Y no acepto un 'no' por respuesta.

Ni bien Suga pronunció aquello, Rumi salió corriendo del local, dejando perplejo al mayor.

— ¡¿A dónde vas?!

— ¡A comprar nuestros anillos de compromiso!

Sugawara Kōshi no sabía lo feliz que había hecho a Rumi con tan solo esas palabras.

Sugawara Kōshi no sabía lo feliz que había hecho a Rumi con tan solo esas palabras

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No sé si vayan a leer esta parte jsjs

Se supone que esta historia era para cuando llegáramos a los 10k, pero no sé en qué momento se pasó jsjs En fin, quiero decirles que me hace muy feliz que se mantengan leyendo este pequeño libro, me den el privilegio de cumplir con sus pedidos y se tomen el tiempo de votar y comentar, algunos de sus comentarios me dan mucha risa así como otros me causan ternura, gracias por eso :'3

Sé que hay demasiados aspectos que mejorar en cuanto a escritura y redacción, pero prometo mejorar para así traerles más historias que sean de su agrado.

Una vez más, gracias por el apoyo y espero que se cuiden muchísimo uwu

¡Lxs quiero! :'3

—кαιяι.

Haikyuu; StoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora