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— ¡No la acapares, idiota!
— ¡Déjenme en paz! ¡Entrenadooor!
Ya no se podía retractar luego de casi 8 meses de relación, pero sí podía quejarse y eso era exactamente lo que haría.
Se zafó de los brazos de Kenma y corrió a refugiarse en la espalda del entrenador, lugar del cuál no se separó hasta que el entrenamiento finalizó y todos los jugadores ingresaron a las duchas, dándole tan solo unos minutos de tranquilidad.
— ¿Ya te cansaste de ellos? —le preguntó Nekomata con un tono divertido.
— Meh como si pudiera, me sacan de quicio, pero no los puedo dejar.
Al contrario de cómo debería verse al tener que soportar a todo ese equipo —por milésima vez en el día— sonrió enternecida al ver a Kenma caminar aferrado a la cintura de Kuroo.
Se acercó en silencio y colocó la toalla entre las hebras teñidas del setter y comenzó a secarlas.
— ¿Iremos al cine hoy?
— ¿Iremos? Me suena a mucha gente —le respondió ella a Haiba Lev.
— Uh... somos 11 creo —respondió él contando a todos, sin captar la ironía en las palabras de su pareja.
Kuroo abrazó a Sora por la espalda y comenzó a ronronear en su cuello, iniciando una vez más la batalla campal de todos los días solo por ver quién atrapaba la atención de la joven.
Nekomata solo podía y quería reír al saber en lo que su pequeña mánager se había metido al aceptar una relación poliamorosa.
Sí, con todo el equipo del Nekoma.
[...]
— ¡Sora-saaan! ¡Ya lo encontramos!
Taketora y Fukunaga parecían desesperados con lo que sea que hayan presenciado al encontrar a Kenma, que —por cierto— ya llevaba perdido cerca de una hora.
— ¡Una chica le está coqueteando!
La desesperación de los dos individuos duró poco, puesto que se encontraron la chica sentada en medio de el capitán y el segundo líbero, ella con una mano acariciaba las hebras de Kuroo y con la otra mano, las de un adormecido Shibayama.
— ¿Kenma? —preguntó ella sin dirigirles la mirada.
Parecía más concentrada en esa guerra de miradas que mantenía con Teshiro.
