Si no te agradan estos temas, siempre puedes evitarlos ^^ caso contrario, bienvenidx, espero que disfrutes esta pequeña historia
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— ¡Ya estoy harta de los dos!
Los gemelos quedaron desconcertados y Suna Rintarō dio un pequeño brinco en su sitio, la acción de Tsubaki los había tomado desprevenidos.
Kita suspiró y salió detrás de la joven, mientras Ojirō retenía a los Miya y Ōmimi junto a Gin intentaban quitarle el susto a Rintarō.
Al parecer los Miya habían logrado que Tsubaki rebasara los límites de su paciencia.
[...]
Shinsuke le dio palmaditas en la cabeza y la dejó desahogarse todo lo que quisiera, no estaba siendo fácil para ella mantener una relación con todo el equipo, más aún cuando Osamu y Atsumu discutían todos los días y la hacían sentir culpable por no ser suficiente para todos ellos.
— Si ellos se disculpan, tú también deberías hacerlo, pero con Suna —le dijo Kita limpiándole el rostro —. Casi lo matas del susto, debiste verlo, le hacía competencia al papel.
La risita de Tsubaki fue la afirmativa para que el de cabellos blancos la abrazara y besara su frente, dándole ánimos para que fuera y le dejara las cosas claras a los gemelos Miya.
Tsubaki se aferró a la mano de Shinsuke y caminó detrás de él hacia el gimnasio, donde todos la esperaban en completo silencio y los Miya, cabizbajos.
— ¿Ya no tienes ganas de golpear a los Miya? —preguntó Akagi sonriendo.
— No —respondió ella avergonzada —. Pero igual, fue culpa de ellos dos.
— Casi matas a Suna —se burló Riseki del bloqueador.
El capitán llamó a los gemelos y dejó que Tsubaki hablara con ellos por unos minutos, al parecer todo había quedado claro, puesto que asintieron y Atsumu esperó a que Osamu terminara de abrazar a Tsubaki, para hacerlo él de último.
— No quería matarte antes de tiempo, Rintarō, lo siento.
— Si moría, te ibas conmigo —murmuró él sin mucho interés.
Shinsuke ocultó su sonrisa al notar lo fácil que era solucionar los problemas con Tsubaki cerca.
[...]
— ¡Maldita sea, solo hagan una fila!
Kosaku quería arrancarse la cabeza al no poder controlar a los Miya como Kita lo hacía, pero su otra salvación llegó a los pocos minutos, así que corrió hacia ella y le ofreció caricias en el cabello, besos en la mejilla y un par de dulces que le robó a Gin.
