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—¿Tobio-chan? —sus hebras castañas aparecieron entre las piernas del setter.
El chico solo la ignoró y continuó revisando su último partido en la Liga. Ahora tendría dos semanas libres antes de comenzar a entrenar nuevamente.
—No la ignores, Rey, ella es la que te consiente —esa molesta voz llegó a sus oídos.
—¿Qué deseas, Koyuki?
—Kei-chan y yo iremos a la piscina, ¿quieres ir? —el "Rey de la Cancha" no pudo negarse ante esa mirada de gatito.
Se puso de pie y corrió a alistarse, siendo que en menos de 5 minutos, él ya estaba abajo cargando el bolso de su novia.
Sí. Tsukishima y Kageyama mantenían una relación de 3.
[...]
—Ve a buscar algo entonces —le dijo Tsukishima sin mirarla.
Koyuki infló sus mejillas y lo dejó solo mientras se cruzaba de brazos y su ceño se fruncía haciéndola ver como un pequeño gatito enfurruñado.
Luego de tanto buscar, por fin había encontrado la mendiga barra en la que saciarían su sed.
—Jamás te habíamos visto por aquí —la castaña se giró y analizó a los dos chicos que estaban detrás de ella.
—Uhm es la tercera vez que vengo —contestó sin mucho interés y siguió bebiendo su juguito de mango.
—¿No quieres ir a pasar el rato, linda?
Koyuki suspiró y movió su cabeza de lado a lado en señal de negación.
—Podemos pasar un buen rato.
Justo antes de que el hombre acercara su mano al pecho de la chica, alguien le tomó la muñeca y el cuerpo de la fémina fue apresado por otro mucho más alto que ella.
—Te dijo que la dejaras, ¿no? —Koyuki se aferró el brazo de su novio.
Le daba pánico ser tocada por alguien que no fueran los dos ex-alumnos de Karasuno. Sus experiencias con hombres no fueron las mejores y habían dejado un gran miedo en ella.
Y ellos no permitirían que alguien se aprovechara de su pequeña.
—¿Y ustedes quiénes son? No se metan en lo que no les importa.
Koyuki presenció una sonrisa sarcástica en los labios de Tobio mientras movía su cabeza hacia Tsukishima.
—Patético —susurró él y la colocó junto a Kageyama.
Estrujó entre sus manos el cuello de aquella camisa del hombre y rió mirando a la más baja.
—Somos sus novios, ¿algún problema?
Ninguno pudo evitar las miradas asqueadas de los demás presentes, pero bueno.
Nadie era de mente tan abierta como para aceptarlo.
[...]
Koyuki se tiró al sofá cayendo encima de Tobio.
—Lo siento, el estúpido de Kei tampoco te cuidó.
—Ehh el Rey también debería prestar atención, ¿o se te cae la corona?
—Basta —Koyuki jaló de la muñeca al rubio y lo hizo acostarse sobre ella.
Koyuki rió mientras escuchaba a Tobio murmurar algo extraño sobre asfixiar a Kei mientras dormía.
—Te amamos —dijo Kei sin filtro y ella se sonrojó.
La castaña se soltó de ellos y escapó a la habitación.
—Cuídala mejor a la próxima, Kei —pidió Tobio entrelazando sus manos.
Kei asintió y depositó un beso en la mejilla del azabache antes de correr a donde se encontraba Koyuki.
Así de raros eran esos dos, se amaban, pero se odiaban.
Vaya hombres tenía que soportar Koyuki, ¿no?
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