|| 𝖧𝖺𝗂𝖻𝖺 𝖫𝖾𝗏 ||

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Advertencia: Ninguna.

¡Soulmate AU!

— Supongo que podrás ver los colores cuando encuentres a tu alma gemela

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— Supongo que podrás ver los colores cuando encuentres a tu alma gemela.

— ¿Qué tan difícil puede ser?

— Algunos no la encuentran hasta que son ancianos.

Yami bufó con exasperación.
Era la única en su aula que no había encontrado aún a su alma gemela, peor castigo no podía tener.

Lanzó sus cosas al casillero y comenzó a vestirse con el uniforme deportivo del Nekoma, su deber como mánager era llegar antes que ellos luego de haber faltado casi 3 días.

— ¿Cuánto más tomará esto?



[...]



— ¡Te digo que es un dolor en el trasero!

Kuroo Tetsurō reía a carcajadas al ver a todos sus jugadores abrir los ojos a más no poder, consecuencia de escuchar a Kenma gritar como si fuera algo de todos los días.

— ¡No lo soporto! ¡Tú eres como yo, Yami, me entenderás!

— No creo que sea tan malo, Kenma.

— ¡Tú no lo conociste desde el primer día!

Kuroo alejó a su amigo de la infancia de su otra amiga antes que el teñido terminara por lanzarle algo.

Yami salió del gimnasio para llenar las botellas de agua de los jugadores, chocando con alguien en el proceso e ignorándolo.

— Ah olvidé la botella de Tora —susurró corriendo de regreso.

Antes de pisar el gimnasio, escuchó los gritos de Kenma y las escandalosas carcajadas de Kuroo.

Kozume se quejaba de un tal Lev y ella supo al instante que no sería fácil tratar con alguien que tenía más energía que Kenma y ella juntos.

Abrió la puerta de golpe y buscó con la mirada a Taketora, pero algo sucedió.

— Tora, tu bo...

— ¿Yami?

— ¿Qué te pasa?

— Esto no puede ser cierto... —dijo para sí misma Yami en medio de un lamento.

Vio a un chico demasiado alto para su gusto acercarse emocionado a ella para, acto seguido, estrecharla entre sus brazos.

— ¡Te encontré! ¡Al fin!

Kuroo miró confundido a Yaku y este hizo lo mismo.

— ¡Esta chica tan bonita es mi alma gemela!

— ¿No estás bromeando? ¿De qué color es su cabello? —preguntó Yaku a Haiba.

— Marrón.

Kenma se acercó cautelosamente a su mayor y le jaló la chaqueta.

— ¿De qué color son los ojos de Lev?
— Verdes —contestó en un susurro ella.

Kenma solo pudo pensar: "Eso te pasa por no dejarme descansar, Yami".



[...]



— ¡Senpai, comamos juntos!

— Lev, estoy ocupada ahora.

El de cabellos grises encogió los hombros algo decepcionado.

Desde que había descubierto a Yami como su alma gemela no pasaban mucho tiempo juntos y aunque no fuera necesario hacerlo, sentía que ella lo estaba evitando.

— ¿Hice algo mal, Yami-senpai?

La castaña se giró resignada hacia el menor.

— Es extraño, Lev. Intento adaptarme a ti, pero somos... diferentes.

— ¡Déjeme demostrarle que no es tan malo salir conmigo!

— Yo no dije eso.

Yami vio a Lev rascar su mejilla algo incómodo, él podía ser alegre y juguetón, pero seguía teniendo aquellas inseguridades que le impedían verse como algo más que "alguien intimidante".

Cuando este agachó la cabeza, sintió algo cálido posarse en su mejilla.

Era la mano de Yami.

— C-Creo que podemos intentar salir el fin de semana, Lev.

Sonrió de oreja a oreja y estrechó el pequeño cuerpo de la mayor entre sus brazos, soltándola de golpe con un rostro totalmente avergonzado.

— ¡L-Le prometo que no se arrepentirá!

Yami sabía que no sería así.

Todos sabían que Lev era un gran chico, así que ella haría su mayor esfuerzo por cumplir las expectativas de Haiba, porque...

Tenía muy en claro que este no se apartaría en varios años.

—кαιяι

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—кαιяι.

Haikyuu; StoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora