Capítulo 1

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Clío

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Clío

—Sol por favor, cálmate— Dios, esta niña tenía demasiada energía.

No, no— balbucea ella mientras intenta volver a tirar de su pequeño zapato. Claramente no fue buena idea comprarle esos zapatos de color café con orejas de perro en la parte frontal, porque ahora esta niña de tres años cree que son su juguete.

—Vamos mi pequeño sol, ya estamos llegando— respondo intentando quitarle nuevamente el zapato de su pequeña manita, pero lo único que logro es que se fastidie conmigo y empiece su famosa "fiesta del llanto".

Nada más lindo que una bebé te explote los tímpanos a las siete de la mañana.

—Ya, ya— empiezo a mecerla y a cantarle su canción favorita— Sol, solecito, abrázame un poquito, hoy y mañana y toda la semana — la hago saltar cuando empiezo a cantar los días de la semana. Haciendo que salte sobre mis piernas con cada día que voy nombrando y me mantengo así hasta que llegamos al día domingo y decide que ya volvió a ser una niña feliz.

Ir en un pequeño autobús, lleno de personas, donde el vapor está en todo su esplendor por el frío termina con un resultado donde nadie esté de buen humor, haciéndome la tarea de llegar a la universidad aún más complicada. Pero a eso hay que sumarle a un pequeño terremoto que parece nunca se quedarse sin energía. Sí, un desastre.

Luego de que Sol decidiera que ya se cansó de pelear, observo a mi alrededor y noto que el pequeño autobús, de color amarillo, que suelen llevar a más personas de la capacidad prudente, ya ha llegado a la Universidad. Procedo a descender de este, con la pequeña niña en mi brazo izquierdo y mi bolso celeste con imágenes de pequeños pasteles del lado derecho. Cargar a una niña y a un bolso lleno de libretas y juguetes para bebé, es tan agotador.

—Mira Sol, nuevamente empezamos este martirio— le digo a la niña con fingida alegría, ya que ella piensa que todo lo que digo en ese tono de voz es algo bueno. Si supiera la realidad, lo único bueno que le encuentro de positivo a esto es que este es mi primer último día de universidad.

Por cierto, soy Clío y quedé embarazada a los 19 años. Sol llegó a mi vida de una manera totalmente sorpresiva, pero ha sido el rayo de luz que más necesitaba en ese momento de mi vida; el padre es un cobarde que decidió que cuidar de una chica y una pequeña niña era la mayor estupidez del mundo y por eso se fue del país. Honestamente, al día de hoy agradezco que haya huido, él sería solo una enorme carga y un dolor de trasero que no estoy dispuesta a soportar.

Actualmente me encuentro en mi último año de Arquitectura, en la Universidad Regional. Esta Universidad brinda unas muy consideradas becas, siento esta la única razón por la que me doy el lujo de estudiar en esta universidad; ya que pagar un pequeño apartamento, el 30% de mi carrera universitaria, comida, pasajes de autobús y mantener a una bebé es demasiado costoso para alguien a quién sacaron a patadas de la casa cuando se enteraron que no era nada más que una chica "fácil".

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora