Capítulo 28

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Clío

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Clío

Soy consciente de que alguien me alza en brazos, pero no estoy segura de si estoy soñando o si sí está pasando. Luego de unos segundos reconozco un aroma, que conozco a la perfección, lo que me hace abrir mis ojos.

—Atlas— susurro aliviada al verlo llegar a la habitación conmigo en sus brazos.

— ¿Qué hacías en las gradas? — me pregunta bastante serio, pero sin ocultar su preocupación en la voz.

—Te estaba esperando— comento con un poco de timidez, él niega con su cabeza, abre la puerta de la habitación y me deposita en la cama, con delicadez.

—Te dije que vendría tarde y que durmieras— exclama un tanto molesto y su mirada huye de mí.

Lo observo y noto que su cabello negro se encuentra sumamente revuelto, lo que me da a entender que ha pasado su mano muchas veces por el. Su piel se encuentra pálida y sus manos están sumamente frías, no me dirige la mirada y veo como se quita sus zapatos, dándome la espalda.

—Atlas...— susurro y él simplemente comienza a quitarse la chaqueta sin decir nada. Segundos después toma su pijama y se encamina al baño.

—Duérmete— me dice antes de entrar al baño y escucho como abre la llave de la regadera.

Observo el reloj y noto que son las 2:00 a.m.

Paso mis manos por mi cara, para lograr despertarme y arreglo un poco mi cabello, ya que es un desastre en este momento. Pienso claramente en lo que quiero decirle y solo espero que me escuche. Luego de quince minutos sale y suspira al ver que aún me encuentro despierta.

—¿No piensas dormir? — me pregunta pasando una toalla por su cabello, para secarlo y la indiferencia en su tono de voz me lastima.

— ¿Tú piensas hacerlo? — le pregunto tomando un profundo suspiro ya que parece que en este momento lo último que desea es verme. Cruzo mis piernas sobre la cama para enfocarme mejor.

—Por favor, solo duerme— me pide frustrado.

—No.

—Clío...— exclama suspirando y frotando su rostro en un claro indicio de que está por perder la paciencia.

—No, hasta que hablemos— le hago saber completamente firme. No quiero dormir si sé que Atlas se encuentra triste por algo que yo hice.

—Son las dos de la mañana Clío— me dice como si no fuera bastante obvio— mañana hablamos— comenta y noto como toma una manta del clóset y una almohada de la cama.

— ¿Qué haces? — pregunto confundida y él simplemente se acerca a mí, para besar mi frente rápidamente.

—Buenas noches— susurra y sale de la habitación sin mirar atrás, mis ojos se empañan por eso y me lanzo de espaldas a la cama.

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora