Capítulo 22

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Clío

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Clío

—Clío— escucho que me llaman y me renuevo en la cama— ya me voy— escucho que me dice y siento una caricia en mi cabello, lentamente abro mis ojos.

Atlas se encuentra frente a mí con una sonrisa y vestido listo para salir, lleva una de sus chaquetas y la capucha ya la tiene puesta. Le doy una sonrisa perezosa.

—Vete con cuidado— le pido y asiente.

—Ya cerré todas las ventanas y cuando vaya cerraré la puerta principal— comienza a explicarme y asiento— escucha lo que voy a decirte— me pide y me enderezo atenta— en la caja negra, que está abajo del armario, se encuentra un arma, sácala sólo si es necesario— me dice y asiento tragando de los nervios, pero agradezco que me informe ya que eso me hace estar un poco más preparada.

—Está bien.

—Llevaré mi teléfono, si recibes una llamada de mí y escuchas algo extraño, tomas esa caja café— me señala una caja que se encuentra en la parte más alta del armario— y sin siquiera ponerte a pensar, sales huyendo con Sol, todas las indicaciones están ahí, no te quedes esperándome. Solo abre estas cajas si es necesario, no antes.

—¿Por qué me dices todo esto? — le pregunto asustada.

—Porque debemos de estar preparados— me responde seriamente, pero de manera tranquila.

— ¿Qué pasa Atlas? — le pregunto tragando en seco, odio esto.

— Tranquila, todo va a estar bien— me dice acariciando mis manos— solo necesitaba decírtelo por cualquier inconveniente que pueda llegar a suceder— me dice y asiento un tanto desconfiada, veo como se pone de pie y va hacia el armario por sus zapatos, aprovecho que se encuentra poniéndoselos y voy a lavarme los dientes y a tratar de arreglar esta maraña de cabello.

Cuando se pone de pie, toma las llaves de la casa de la mesa de noche y me acerco a abrazarlo.

—No le abras a nadie— me dice y asiento— cualquier cosa, me llamas y vendré enseguida, ¿sí? — comenta en mi cabello y asiento— dale un abrazo de buenos días a Sol de mi parte— me pide y río.

—No creo que le haga mucha gracia que no estés hoy, pero lo intentaré— le digo sonriendo y él se agacha para besar suavemente mis labios.

—Te quiero— susurra sobre mis labios y logro ver su típico sonrojo aparecer nuevamente, pero no me deja apreciarlo porque vuelve a unir sus labios con los mío. Cuando nos separamos, le acaricio su mejilla rápidamente.

—Te quiero, regresa rápido— le digo y asiente. Lo veo salir sin antes darme un último vistazo. Observo el reloj y veo que son las 7:00 a.m.

Decido tomar un rápido baño, mientras Sol se encuentra dormida y cuando termino de alistarme, salgo en busca de mi hija. Sin poder evitarlo, mi mirada se gira en torno a el gabinete donde se encuentran las fotos que Atlas tiene guardadas y no sé si es momento de preguntarle sobre eso o todavía no. No quero apresurarlo, ni obligarlo, pero desearía que pudiera ser honesto conmigo y decirme lo que ha sucedido y lo que tanto lo atormenta.

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora