Clío
Al día siguiente, bajo del autobús con una Sol tan tranquila, que hasta da miedo. Ella viene jugando con el dije de la pulsera de Atlas, mientras balbucea su canción favorita. Cuando llegamos veo como Atlas nos da una media sonrisa, pero frunce el ceño al ver que solo Sol se la corresponde. Sí, sigo algo sentida por haber sido ignorada de tal manera el día de ayer.
Camino lentamente, ignorando completamente al susodicho y cuando llego a mi asiento, acomodo todas mis pertenencias y siento a Sol a mi lado. Luego de dejar mi bolso en el respaldo de mi silla, me siento y escucho que Sol lo saluda con su peculiar "Tlas". Para no verme más tonta de lo que ya soy, decido sacar mi teléfono y actuar como si estuviera haciendo algo importante cuando en realidad solo estoy moviendo la pantalla de un lado a otro, patética.
A un lado escucho un carraspeo, pero sigo en mi tarea de cambiar los íconos de mi celular de un lugar a otro, vuelvo a escuchar el carraspeo y cuando sigo ignorándolo, de la nada siento como el celular es arrebatado de mis manos. Me volteo hacia el captor de mi celular y noto que cierto señor, experto en ignorar saludos, me observa con una ceja alzada y con mi celular en su mano derecha.
— ¿Qué te sucede? — me pregunta al ver que me quedo en completo silencio, simplemente observándolo.
—No lo sé, tú dime— respondo alzando mi ceja de la misma manera que la suya. Me observa totalmente confundido por unos segundos y luego parece como que algo pasa por su cabeza haciendo "clic".
Voltea a verme por unos segundos y empieza poco a poco a desplegar una sonrisa divertida, mientras se pone de pie con lentitud. Me muero.
—Así que te encuentras molesta— me dice cruzando sus brazos, los cuales se aprietan a su sudadero, mientras me observa desde arriba, admito que me sorprendo por su actitud, ya que es la primera vez que muestra un poco más de esa personalidad que siempre se empeña en ocultar.
—No, como crees— le digo alargando la "o" y usando un tono irónico— Es que yo amo ser ignorada.
Él suelta una pequeña risa ronca que me suena a gloria y lentamente se inclina con toda la intención de ponerme nerviosa. Perfecto, a este juego lo podemos jugar dos. Cuando deja una distancia prudente entre su rostro y el mío, saco mi lado competitivo y ahora soy yo la que me inclino hacia él, lo cual lo toma por sorpresa. Me observa unos segundos anonadado, pero rápidamente se recompone y con una pequeña sonrisa murmura:
—Buenos días para ti— luego de ese murmullo, en un acto de valentía de su parte, me da un pequeño beso en la mejilla para luego alejarse rápidamente. Observo como se voltea rápidamente hacia Sol y no pierdo el detalle del pequeño sonrojo que tiene en sus mejillas.
Admito que me tomó totalmente desprevenida, pero también me encantan esos impulsos de valentía que le dan.
—Por cierto— continua sin observarme y viendo a Sol— ayer no pude saludarte porque estaba un tanto apurado y si me acercaba lo más probable es que decidiera hablarte y no saldría de ahí en horas.
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Entre Dos Soles
Romansa[EN EDICIÓN] Atlas Traid conocía el significado de vivir el dolor en carne propia. Llevaba años escondido en un tormento repleto de oscuridad, soledad y mucho dolor. La vida no lo había tratado como esperaba, más bien lo había dejado abandonado a su...