Capítulo 25

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Clío

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Clío

Tengo un gran problema. Me encuentro muy mal y el problema tiene nombre y apellido.

Atlas Traid.

¿La razón? Acaba de regresar de hacer ejercicio y cuando eso sucede, él al terminar inmediatamente corre al baño a bañarse y a ponerse su sudadero o chaqueta de nuevo. El problema aquí, es que esta vez en vez de hacer lo que siempre hace, se encuentra armándole un juguete a Sol, lo que hace que tenga una buena vista de él en ropa deportiva.

Por su musculosa, soy capaz de ver como sus brazos se flexionan y su ceño se frunce en concentración. No pueden juzgarme, no he tenido sexo en cuatro años y mi novio es toda una belleza. Noto como intenta apresurarse para terminar de armar el caballo de madera, pero yo no quiero que termine, ya que es de las pocas veces que puedo verlo de esta manera.

Admito que ha mejorado bastante a la hora de quitarse el sudadero o la chaqueta, solo lo hace cuando hay demasiado calor, pero algo es algo. Han pasado unos cuantos días desde nuestra plática sobre las cinco familias y hemos aprovechado el tiempo para adelantar la maqueta final que debemos de entregar. También hice unas compras que llegaron a la puerta hace un rato y son cosas que más adelante usaremos, o eso espero.

Ambos hemos unido ideas y hemos logrado crear una estructura hermosa, donde ese seguro sería el lugar donde amaría vivir.

Decido ser algo atrevida y acercarme a donde ellos se encuentran, Atlas nota mi presencia y veo un color carmesí en sus mejillas. Actúo completamente normal y me siento en el suelo, a su lado.

— ¿Quieres que te ayude? — le pregunto jugando con unos tornillos que se encuentran en el suelo. Él me observa de reojo, a la vez que termina por atornillar la parte superior, le faltan 3 tornillos y termina.

—No, gracias— dice y minutos después termina. Noto como se pone de pie, complacido con lo que armó y me tiende la mano para que me ponga de pie también. Lo hago con un suspiro desganado y él al notarlo encarna una ceja hacia mí.

Luego de unos minutos decide irse a bañar y yo me quedo sentada en el sillón de la sala, con los brazos cruzados por la frustración. No sé cómo se supone que debo de actuar o qué debo de hacer, tampoco quiero incomodarlo. Pero ya llevamos unos meses juntos y quisiera intentarlo.

Él sale del baño, mientras intenta acomodar su cabello negro con sus manos. Sol se encuentra tomando una siesta ya que hoy se levantó a las 5:00 a.m.

Atlas se sienta a mi lado y por mi bien mental, me alejo un poco de él y cruzo mis brazos para mantener el control. Por el rabillo del ojo noto como Atlas me mira extrañado y se vuelve a acercar a mí, lo que hace que yo tenga que volver a alejar.

Noto como me mira confundido por mi extraño comportamiento y yo actúo como si la película fuera de lo más entretenida.

— ¿Por qué te alejas de mí? — me dice confundido.

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora