Capítulo 24

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Clío

Noto como Atlas intenta actuar normal durante lo que queda del almuerzo y yo tomo su mano por debajo de la mesa para saber qué sucede, a lo cual él simplemente la acaricia y con una mirada interpreto de que me lo dirá luego. Cuando todos terminamos de comer, Atlas se gira hacia Neizan y le pide disimuladamente hablar por privado, lo que hace que frunce aún más el ceño.

Ambos se ponen de pie y Neizan le señala el patio trasero, claramente nota que Atlas planea decirle algo serio. Mientras hablo con la Señora Clara y con Hazel, de vez en cuando observo la conversación de ambos chicos y noto como ambos se encuentran completamente serios y Neizan revuelve su cabello constantemente mientras escucha atentamente a lo que sea que Atlas le dice.

Noto como Atlas le muestra algo en su teléfono celular y Neizan abre sus ojos por lo que sea que está viendo. Minutos después ambos se dan un apretón de manos y asienten con su cabeza, como si cerraran algún tipo de acuerdo. Ellos regresan y Atlas se sienta nuevamente a mi lado, mientras toma a Sol en sus brazos, parece estar pensativo, pero no a la defensiva.

Neizan sin embargo se encuentra bastante serio, pero logra disimularlo cuando su madre le dice que cantaremos la típica canción de "feliz cumpleaños". Decido disfrutar el momento y Sol parece encantada cuando escucha que todos cantamos juntos, ella no para de aplaudir y Hazel al notar la ilusión de mi hija por apagar las velas le dice que las apagarán juntas, lo que hace que a Sol oficialmente le caiga muy bien.

—Muchas gracias por venir— dice Hazel de manera honesta— no soy una persona que suela tener muchos amigos por ser un poco extraña y por tener tantos trabajos, tampoco suelo salir mucho— dice ella con una sonrisa triste y yo rápidamente la abrazo.

—Bueno, ten por seguro que ahora somos amigos— le digo y veo como Atlas sonríe un poco y asiente con su cabeza, cuando me giro a verlo.

Nos despedimos de los tres y cuando salimos noto que ya se encuentra el mismo taxi, listo para llevarnos de vuelta a casa. En medio del camino, Atlas le pide al chofer que se detenga y me sorprendo cuando se baja frente a unas tiendas. No deja de vernos mientras recibe lo que sea que pidió y regresa con una caja y una sonrisa en su bello rostro.

— ¿Qué es eso? — le pregunto curiosa por saber que hay dentro.

—En casa les muestro— dice y yo bufo, pero no digo nada más. Cuando lleguemos sé que tendremos una larga conversación y yo simplemente planeo prepararme para hacerle muchas de las preguntas que tengo y espero que él me responda todas, con sinceridad.

Cuando llegamos a la casa de Atlas, los tres nos bajamos y, a decir verdad, a pesar de la extraña actitud que Atlas tuvo por unos minutos, salió mejor de lo que imaginé y me alegro mucho por eso.

Llegamos a cambiarnos la ropa y a ponernos los pijamas, aunque todavía sean las cinco de la tarde. Atlas nos dice que tomemos asiento en los sillones de la sala y Sol sale emocionada, ya que ella también quiere saber que se encuentra en esas cajas misteriosas. Atlas comienza a sacar un gran empaque de algo en forma de un cuadrado y se lo entrega a Sol, pero también le da una pequeña cajita rectangular y a mí me da una pequeña cajita rectangular, igual a la de Sol, lo que hace que lo vea con sorpresa y emoción.

—Les compré un regalo— dice él y veo como se sonroja, lo cual hace que quiera comérmelo a besos.

—No tenías que hacerlo— le digo honestamente, pero en realidad muero por saber qué es. Él se acerca y se sienta en frente de nosotras, pero en el suelo y noto que él tiene una cajita igual a la nuestra.

—Aparte de que espero les guste, es para mantenernos seguros— explica y yo frunzo el ceño— pero primero abre el regalo más grande Sol— le dice riendo y Sol se apresura a destruir el empaque de regalo, revelando una gran caja de chocolates, que me hace sonreír y logra que Sol pegue un grito de emoción al ver la variedad de chocolates—lo prometido es deuda— dice sonriendo al ver la emoción de Sol y mi hija agarra uno rápidamente y se lo mete a la boca, para luego ir a abrazar a Atlas.

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora