Capítulo 37

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Hazel

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Hazel

El día del atentado...

Me encuentro protegiendo con mis brazos a Sol dentro de la cocina de la casa. Afuera se escuchan los disparos y el llanto incontrolable de la hija de Clío me parte el alma. Intento respirar para no entrar en crisis, pero el ver como se llevaron a mi hermano hace que me sienta completamente desprotegida.

Pasan alrededor de cinco minutos hasta que escucho el ruido de las llantas de unos autos irse y soy consciente de que el sonido de los disparos se detiene luego de un tiempo. Me quedo diez minutos más en completo silencio, solo escuchando los sollozos de Sol, cuando por fin decido ponerme de pie.

—Solecito, necesito que te quedes aquí unos segundos, ¿sí? — le digo con la voz temblorosa y hago que ingrese a un cajón que hay en la cocina— Regresaré pronto, lo prometo— susurro besando su frente y cerrando la puerta del cajón, no sin antes ver los ojos aterrados de la pequeña niña.

Tomo dos cuchillos afilados de una estantería y en completo silencio salgo de la cocina para ver si logro observar algo. Me tiemblan las piernas y tengo tantas lesiones que no sé dónde exactamente tengo las heridas, ya que todo me duele.

Camino unos pasos en dirección a la puerta principal y con mucho cuidado me inclino hacia afuera para poder observar un poco el exterior. A lo lejos logro ver a tres personas en el suelo, dos se encuentran sentados y uno está completamente postrado en el suelo.

Agudizo mi vista y siento un poco de alivio al ver que no son extraños, son Hercles, Asier y Atlas.

Veo como están cubiertos de sangre y por lo que noto Asier y Hercles se encuentran intentando ver el estado de Atlas. Direcciono mi mirada hacia todo el contorno de la propiedad y cuando veo que efectivamente estamos solos, regreso a la cocina y abro el lugar donde he dejado a Sol.

—Vamos linda, estamos a salvo— le digo intentando sonar convencida.

Mamá...— pide en medio del llanto la presencia de Clío y yo solo la atraigo a mi pecho, porque no sé qué decirle a ella en este momento.

Salgo con ella en mi brazo izquierdo y un cuchillo en mi mano derecha. Asier y Hercles reparan en mi presencia y veo como ambos toman un suspiro de alivio al vernos a ambas. Me acerco lo más rápido que puedo a donde ellos se encuentran y tomo aire al ver que los tres se encuentran excesivamente heridos, pero Atlas parece estar mucho más que herido.

Atlas se ve muerto.

—Están vivas— susurra Hercles y veo como le cuesta demasiado respirar— Necesitamos llevar de emergencia a Atlas con algún médico en este instante o morirá— comenta poniéndose vagamente de pie y yo asiento de acuerdo, sin poder emitir una palabra.

Asier se encuentra tomando profundas respiraciones viendo hacia la nada y puedo ver como contiene una mueca de dolor, ya que veo como aprieta los dientes al intentar ponerse de pie, un intento en vano ya que cae al suelo. Dejo a Sol en el suelo y ella rápido se acerca llorando a Atlas y su llanto se agudiza cuando parece llamarlo y él no le responde.

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora