Capítulo 8

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Clío

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Clío

Atlas finalmente lo toma en sus manos y sonríe al ver la manera en que está decorada la caja de madera. La caja es de madera, pero de un tono bastante claro, en los 4 lados de la caja hay una foto por lado. La primera es una foto de Atlas y Sol riendo mientras comen un emparedado, la segunda es una donde Atlas sale dibujando algo con la cabeza ladeada, la tercera es de él y Sol jugando fútbol y la cuarta es una de Atlas cargando a Sol. En la parte de arriba se ve en grande la foto que tomé hace dos días donde los tres salimos increíbles.

Atlas me dirige una mirada con mil emociones y con mi cabeza lo insisto a que abra la caja. Él la abre con un poco de timidez y abre sus ojos al ver la sudadera de su equipo favorito de fútbol, pero claramente nota un detalle muy importante.

—Sé que amas las sudaderas y las chaquetas, como también sé que solo las usas cuando tienen capucha— comienzo a explicarle y él me mira atento— esta no la tiene, porque espero que, en algún momento de tu vida, estés tan feliz contigo mismo que no tengas miedo a mostrarte al mundo, espero que el día que la uses hayas decidido dejar de tener miedo— comento y noto como un nudo se forma en su garganta y sus ojos se llenan de lágrimas.

Atlas siempre intenta aparentar ser un chico fuerte ante el mundo, pero cuando está con nosotras no teme a mostrar lo que siente y eso me llena de gozo.

—Espero que así sea— comenta en un susurro mientras besa mi cabeza y la de Sol. Luego saca un CD de su banda favorita y sonríe al notar que es original.

—Espera, espera— le digo al notar que solo queda la nota y el último regalo— este regalo es un poco más sentimental, primero ve el que está empacado y por último lee la nota. Él asiente y quita el papel de colores de encima del lienzo que yo misma hice.

En el lienzo se puede observar a primera vista una casa en el centro del valle, esta casa es muy parecida a la que había dibujado hace un tiempo; a los lados de la casa se observan varias flores y mucha vegetación. Sentado viendo hacia el cielo, se puede observar una figura de un chico tranquilo y simplemente admirando el amanecer. El sol se distingue muchísimo y la manera en que el sol despliega un gran paisaje, es hermoso.

Es exactamente el sueño que Atlas tiene y de alguna manera espero que esto le haga tener más fe en que lo logrará tarde o temprano. Él me observa y yo le hago saber que antes de hablar debe de leer la nota, lo cual hace.

Querido Atlas:

Hace unos cuantos meses, Sol decidió dar el primer paso hacia una amistad incomparable. Ese día mi hija vio algo en ti y no pudimos simplemente ignorarlo.

La vida constantemente nos pone a prueba y pocos logran ganar la batalla. Es por esto que en el lienzo dibujé todo lo que espero algún momento llegues a tener, quiero que cuando lo mires te llenes de fuerza para lograr cumplir todo lo que te propones y no rendirte.

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora