Capítulo 9

74 14 117
                                    

Clío

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Clío

Luego del incómodo momento que acabamos de pasar por los celos de Sol y nuestro enojo repentino, nos encontramos bastante tranquilos. Sol parece haber hecho las pases totalmente con Atlas y nosotros nos encontramos en paz.

No soy tonta y sé que al haber pasado estos meses al lado de Atlas, donde nosotras dos somos solo su centro de atención, nos ha vuelto un poco territoriales. Es difícil saber que un día él decidirá tener más amigos o una novia y pasaremos a segundo plano, sin embargo, no lo culpo. Me preocupa bastante el hecho de que puedan llegar a lastimarlo, Atlas tiene un corazón tan herido que no sé si aguante otra fractura más, pero confío en él y sé que es lo suficientemente fuerte como para afrontar cualquier cosa.

A Sol no le agrada para nada la idea de compartirlo y no la culpo, él siempre ha estado para nosotras y será difícil aceptar la idea de que él también merece desplegar sus alas.

Obviamente no se quedará siempre con una mamá soltera y su hija, él ha de tener planes mucho más interesantes a futuro que jugar a la familia feliz con nosotras.

Suena terrible, lo sé, pero así son las cosas.

Me encuentro caminando hacia un local de comida tailandesa, ya que a la Señora Marta se le antojó y quién soy yo para negarme a la comida. Sol se encuentra con ella en estos momentos, ya que no deseaba sacarla por el frío que hace. Cuando finalmente llego al restaurante, me sorprendo al notar la larga fila que hay, me informan que debo esperar aproximadamente unos cuarenta minutos.

Para matar el tiempo, decido llamar a Atlas, o puede que solo quiera saber cómo se encuentra. Luego de dos tonos, contesta, y como cada vez que lo llamo, me pregunta que si estoy bien y afirmo.

—Estoy bien, no te preocupes— le contesto mientras ruedo mis ojos— es solo que me encuentro esperando por comida y estaba aburrida— escucho como ríe detrás del teléfono.

Así que cuando estás aburrida, acudes a mí— responde riendo— ¿estás esperando la comida en casa o en la floristería?

—En realidad estoy en el local de comida tailandesa que se encuentra a tres calles de la floristería— comento naturalmente, mientras me balanceo de un lugar a otro, logro escuchar cómo se pone de pie y frunzo el ceño.

¿Te das cuenta de la hora que es y en que te encuentras en una calle que es peligros ya de por sí, pero aún más en la noche? — pregunta en un tono serio, a la vez que escucho como cierra una puerta.

— ¿Podrías parar de ser siempre tan paranoico? — le digo frustrada— solamente esperare a que me den la comida y regresaré a casa, cálmate.

Voy para allá— responde finalmente y me cuelga al teléfono, me encojo de hombros ya que no creo que en serio vaya a venir.

Diez minutos después me encuentro totalmente entretenida jugando "Candy Crush" que no me percato del hecho de que algo suave rodea mi cuello hasta que comienzan a hablarme.

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora