Capítulo 10

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Clío

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Clío

Regreso a la cocina y me encuentro con la mirada perdida de la Señora Marta.

— ¿Está todo bien? — pregunto al verla tan perdida en sus pensamientos.

— ¿Por qué su rostro se me hace familiar? — pregunta un tanto desconcertada— algo en su rostro me parece conocido, pero no sé qué exactamente— dice frunciendo el ceño, a la vez que pasa su mano por su ahora canoso, cabello café.

—Es muy probable que lo hayas visto en frente de la casa, hace un tiempo— comento recordando cuando tuvimos la pelea de cuando Sol se encontraba enferma.

—No lo creo— asegura— ¿cuáles su apellido? — pregunta y me sorprendo por su desconcierto.

—Traid.

—Bueno— comenta suspirando a la vez que comienza a caminar a la salida de la cocina— supongo que simplemente son imaginaciones mías, no me hagas caso— termina por decir con un movimiento de mano.

Me quedo unos minutos pensando lo que acaba de decirme y cuando no logro encontrar una respuesta, decido ignorarlo.

Probablemente lo ha visto caminar frente a la floristería, pienso.

Cuando regreso a mi habitación observo como Sol se encuentra profundamente dormida, arropada tan bien que me sorprendo. Me froto las manos en la cara, mientras suelto un suspiro lleno de frustración.

Las palabras de Atlas se clavan una y otra vez en mi mente "yo no tengo nada que perder", me frustra que piense que, si algo le llega a pasar, a nadie le importará. Claramente si a él le pasara algo, tanto a Sol, como a mí, nos devastaría.

Ingreso al baño, para colocarme el pijama y cuando termino, salgo a pagar todas las luces y me acuesto a dormir.Lo cual no sucede, hasta que dos horas después mi cerebro se rinde ante tantos cuestionamientos y caigo en los brazos de Morfeo.

(...)

Es lunes por la mañana, lo que significa que definitivamente no me encuentro de buen humor.

Sol se encuentra bastante adormilada y yo estoy igual, ha sido difícil conciliar el sueño y cada vez que salgo por alguna razón, puede ser por paranoia, siento que alguien me observa desde la distancia. Puede que solo sean cosas mías, por lo que Atlas me ha dicho, pero algo me dice que no es así.

Me adentro a la Universidad y me topó con la escena de un Atlas, bastante incómodo, hablando con la chica de la vez pasada.

Es estúpido seguir negando que siento celos, pero es más estúpido pensar que tengo derecho a sentirlos.

Y tengo dos opciones: o ser cobarde y no afrontar mis sentimientos o plantarle la cara a lo que siento y ver que sucede.

Claramente escogeré la primera opción.

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora