Capítulo 2

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Clío

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Clío

Las clases poco a poco iban pasando y Sol cada vez estaba más encantada con Atlas, ya que él nunca le decía que no a sus caprichos. Aunque, por una parte agradecía el hecho de que mi niña estuviera entretenida y que a él no le molestara estar con ella. Muchas personas volteaban de vez en cuando hacia nosotros y me daban miradas de reprobación.

Soy experta lidiando con ellas, al ser mamá medianamente joven y el llevar a Sol a la universidad, me había hecho inmune a cualquier tipo de opiniones y a ser constantemente juzgada.

Honestamente uso sus opiniones y malas miradas de papel higiénico. Se que no es buena idea ser tan confiada, pero algo me dice que él no es un mal chico, solo tiene un mal pasado. Y mientras yo no sepa cuál es, le daré un voto de confianza.

—Mira, este es amarillo, como tu vestido— le dice Atlas a Sol mientras le señala un crayón que tiene en la mano, al ser el color favorito de la bebé, ella sonríe y toma el crayón encantada.

Desde que Sol nació la he vestido con colores claros, a pesar de que yo pocas veces uso ese tipo de colores. Mediante ella fue creciendo, ella misma me pedía que la vistiera de amarillo y a mí me encanta verla de esos colores tan vívidos, la representa mucho.

Amaio— dice Sol una y otra vez, mientras empieza a pintar con el crayón un pedazo de hoja que tiene en la mesita amarilla, al ver que pinta muy fuerte y de que el crayón tiene pinta de estar muriendo, lo tomo para que no se lo arruine.

—Sol, tienes que ser más delicada mi amor— le digo cuando me mira con el ceño fruncido— Si sigues así lo vas a romper y Atlas estará triste.

Ella voltea a verlo y él está apretando los labios para no reírse de mi mentira, voltea a verla y le sonríe mientras le habla.

—Mira...— empieza con voz delicada a mostrarle como pintar sin destruir a los pobres crayones.

No lo entiendo ¿Cómo es que alguien como él puede estar tan herido? ¿Qué pudo haberle pasado? Claramente no son cicatrices que se hizo en un accidente o por un golpe, se ven las como cicatrices que fueron provocadas a propósito por alguien más. Él tuvo que haber sentido mi mirada, porque voltea a verme y al notar que no despego la mirada de la suya, baja la cabeza para que deje de mirarlo tan fijamente.

Constantemente hablamos sobre las inseguridades que tenemos las mujeres y de las cuales todas en algún momento sentimos, pero pocas veces nos ponemos a pensar que los chicos también sufren de ellas, el que no lo demuestren o no lo digan no significa que no lo sientan. Atlas tiene un gran problema de confianza hacia las personas y sobre él mismo.

Y sé que es algo que no todos se darían cuenta a primera vista, pero la manera en la que siempre trata de cubrirse la cara, las manos y el cómo trata de todas las maneras posibles de no llamar la atención, más de lo que ya lo hace, me hace querer mostrarle que es más que una persona con cicatrices.

Entre Dos SolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora