Tamara.
La tensión esta por los cielos y desconozco la razón por la que estoy aquí. Todos los presentes me miran indiferentes, excepto el que alguna vez fue mi mejor amigo. Mi presencia les da igual, pero la mirada cargada de recelo de los hermanos Russell me cala hasta los huesos. Hay algo en sus ojos que te hacen bajar la mirada y desear esconderte bajo tierra. Al menos es la opinión de los que conocemos a los hermanos de cerca, no la mía, no les temo.
Todos fuimos llamados y ahora compadecemos ante la viuda Russell. Y al decir todos, me refiero a su familia y yo, que no tengo nada que ver aquí. Mi jefe de toda la vida murió hace una semana y su abogado me hizo venir a esta reunión. Y la verdad lo considero una pérdida de tiempo, no tengo nada que hacer aquí, además de soportar las penetrantes miradas incómodas.
Toda la noche estuve con los nervios de punta, mordiéndome las uñas. Un mal qué odio, pero trabajo para dejarlo.
Antes de salir de casa mi madre me repitió una y mil veces que no tengo nada de qué avergonzarme. Y tiene razón, siempre actúe de manera correcta y con mucho respeto. Si sienten algún tipo de sentimiento negativo hacia mi persona, no es mi culpa.
— Bueno ¿podemos empezar? — habló el menor, Blake. Siempre con la cara llena de amargura y con el semblante de pocos amigos.
— Tranquilo Blake — Bastián el mayor de los tres. Siempre tan pacífico y amable. Al menos eso es lo que deja ver.
— Bueno como saben, yo soy el abogado encargado del testamento del señor Russell. Ha pasado una semana de su muerte y tal como él lo solicitó, una semana después debo leer su testamento.
No puedo evitar escanear a mi alrededor, las miradas negras están puestas sobre el abogado, excepto una, la del nieto mayor, Bastián, quien me sonríe y después enfoca toda su atención hacia el abogado. Fue tan sorpresivo que no reaccioné de la misma manera. Pensé que me miraba con recelo, pero ahora me doy cuenta que no.
La viuda se ve muy relajada, tranquila y a pesar de estar vestida de negro guardando luto a su esposo, ella no demuestra tristeza y tampoco se nota que haya llorado. Posee los mismos ojos característicos de los Russell, unos ojos oscuros que intimidan.
Jake, Bastián y Blake lucen impecables tal como se espera de un Russell. Ellos tres son hijos de Hanson y Elena, aquí presentes también. También están Angela y Melissa, hijas de Henrry y nietas del difunto. Henrry es el hermano mayor y Hanson segundo y último hijo de Mason Russell.
Pongo toda mi atención hacia el abogado tal y como lo hacen todos los demás. El abogado abre una carpeta que contiene el testamento. Lo repasa con rapidez y después nos mira a todos.
— Señor abogado, ya sabemos el sermón de iniciación. ¿Podría resumir? — expone la viuda con toda la tranquilidad del mundo — sin preámbulos abogado, sin preámbulos.
— Como ordene señora. Yo, Mason Russell, consciente de lo que hablo y deseo, dejo todos mis vienes a la única persona que conozco que es razonable y sensata. Se maneja con prudencia y rectitud, sé que mi fortuna será próspera en sus manos...
—Sin preámbulos abogado —interrumpe Hanson. El abogado lo mira con fastidio al igual que yo y prontamente obedece.
—Nombro como heredera universal a mi amiga y Secretaria, Tamara Brooks Allen — termina de leer.
—¡¿Qué dijo?! — Hanson se levanta de su silla con rapidez —¿Cómo que a ella? ¿Qué está pasando?
Me quedé pasmada remolineando las últimas palabras del abogado. Y no solo yo estaba en shock también los presentes. ¿Qué jugada tan más cruel era esta?
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Tamara Por Tres.
RomanceRecibir una herencia fue algo que jamás esperó por parte de su jefe, pero su contenido y una cláusula especifica la harán someter todo lo que quería y creía en ese momento. Obligada por el profundo agradecimiento a Mason Russell, Tamara acepta esa c...