Tamara.
Cuando salí de la oficina donde estuve con Blake inmediatamente llevé las manos a mi trasero y masajeé lentamente y con cuidado. Hice cientos de muecas por el ardor que dejó en mi piel. Él no lo supo de mi boca, pero creo que lo sabe, no dudo que mi trasero estuviera rojo cuando me ayudó a subir mi braga.
A pesar de que me gustó tanto que me tratara de esa manera, no dejó de lado que me gusta también ser tratada como una virginal mujer. Por ahora estoy en paz con mi pequeño Blake.
—Gracias al cielo que la música ensordece, pero noto que te dieron para llevar y mucho más—la voz de Gabriel cerca de mi oído me dio escalofríos, pero su presencia arruina todo momento. Apareció frente a mí con su estúpida sonrisa.
—¿Por qué no te fuiste?—comencé a caminar lejos de la puerta. No quería que saliera Blake y se enfrentara de nuevo a Gabriel. Es incomodó.
Siguió mis pasos como todo buen acosador.
—Yo jamás dije que me iría—ya lo sabía—. Hoy eres la sexi princesa que debe volver a su torre a las doce campanadas.
—¿No te cansas de decir estupideces?—lo encaré—. Princesa tus pelotas, que tienes miedo que una chica toqué—borré su sonrisa—. Eres gay ¿no?—desvíos sus ojos de los míos. Rei—. No hace falta que lo digas, es tan evidente.
—No lo soy. Solo que tengo un trauma con el sexo oral—me sentí mal por burlarme cuando su rostro cambió por completo. Lo dijo de una manera tan seria que supuse que todo era verdad.
No quise preguntar más porque era claro que él no quería hablar del tema. De hecho, me dejó atrás y siguió el camino que menos gente tenía. Él iba dispuesto a salir del bar y por supuesto seguía sus pasos. Dudaba si por ahí andarían los otros dos Russell.
De pronto las luces bajaron y la oscuridad se puso más densa, otras luces más se encendieron en el escenario y la mayoría de las chicas se acercaron a él. Una voz en todo el bar anunció a los strippers que darían el show y entre ellos estaba Jake y Bastián. Me detuve y desde atrás observé todo.
Cuando ellos pisaron la pista fue evidente la gran cantidad de chicas que los conocían. La sensualidad en ellos resaltaba aun cuando portaban ropa. Esta noche el que lideraba al grupo era Jake y Bastián permanecía un poco atrás, pero eso no hacia menos su espectacular trabajo al mover las caderas simulando lo que tanto me gusta de él.
La ropa les estorbaba mucho y al cabo de segundos todos estaban en calzoncillos y con billetes cayendo de todos lados. Jake se acercó a un par de chicas y con una sonrisa muy sexi dejó que todas ellas pusieran billetes es sus calzoncillos. Sonreí.
—Interesante ver como no te piensan.
—Interesante ver como tu cara sigue igual de fea después del golpe que te regalé. Creí que te arreglaría la nariz, pero me equivoqué—su perfume era delicioso—. ¿Qué perfume usas, Clara?
—Estas loca. Nos estamos insultando.
—¿Y eso que? Siempre puedo hacer una pausa para preguntar algo de mi interés, aunque no tenga que ver con el tema.
Algo distrajo a Clara y caminó tres pasos delante de mí. No me muevo de mi lugar, aunque mi instinto de mujer chismosa me grita que mire y averigüe por que cambió de actitud. No hago caso por supuesto, pero al fijar mis ojos en el escenario solo distingo a Jake. Él está vistiéndose de nuevo, pero mira a Clara en el proceso.
¿Acaso ellos aún se siguen viendo?
Ese pensamiento caló en lo hondo e hizo ruido el primer comentario que Clara tiró contra mí.
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Tamara Por Tres.
RomanceRecibir una herencia fue algo que jamás esperó por parte de su jefe, pero su contenido y una cláusula especifica la harán someter todo lo que quería y creía en ese momento. Obligada por el profundo agradecimiento a Mason Russell, Tamara acepta esa c...